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La conciencia, ¿Qué es? – Lección 12 – Yo Soy Espiritual

yosoyespiritual yosoyespiritual 3.3K vistas Escribe tu comentario 14 minutos de lectura Videos Gabriel Silva

Qué es la conciencia

La conciencia lo podemos definir como el sentimiento interior por medio del cual el ser humano aprecia y valora sus acciones, las que pueden ser catalogadas como buenas o malas, en pro o en contra del mismo hombre y su mundo circundante. La conciencia es entonces un estado de vibración determinado por el uso de la energía divina, las facultades, inteligencia y el libre albedrío ejercido por el ser humano a través de sus pensamientos y sentimientos.

La conciencia es innata o natural en nosotros, por ejemplo de ello podemos observar como un niño pequeño, sin el aparente “uso de la razón” al obrar mal, ya sabe internamente que aquello que está haciendo no es debido.

el ser humano pude cambiar de un estado de ánimo a otro rápidamente; esto depende de la situación que el ser humano esté viviendo en ese momento, por lo tanto, no existen dos seres que tengan un mismo estado de conciencia, ya que está cambia a cada instante de acuerdo al momento vivido, el estado económico, nuestras relaciones familiares, laborales, inclusive el mismo estado del tiempo atmosférico, el cual afecta nuestro estado de ánimo; por ello todo ser humano, se encuentre encarnado o desencarnado o bien sea un ser ascendido, tiene diferente estado de conciencia de acuerdo a su propia evolución.

La conciencia puede manifestarse en una de las siguientes formas:

  1. En forma subconsciente, en la cual encontramos las experiencias, vivencias y emociones que el ser experimentó en su pasado y las cuales le aportan una serie de principios y conocimientos que van a fortalecer su estado de conciencia en un determinado momento.
  2. En forma consciente, en la cual encontramos las experiencias, vivencias y emociones del momento presente que estamos viviendo.
  3. Y en forma supra-consiente, en la cual se manifiesta esa energía que vitaliza al ser humano, que lo hace superarse y desarrollarse, llevándolo algún día a la perfección misma.

La conciencia es la única propiedad eterna del ser humano, puesto que es por su propia experiencia, cómo la va desarrollando y la cual jamás podrá borrarse, destruirse, ni serle robada, ni quitará por nadie. Es así, como por medio del trabajo consciente y constante de la meditación contemplativa, el ser humano se va enfocando en un estado de conciencia determinado.

La conciencia individual, grupal y planetaria

De igual forma podríamos decir que a su vez la conciencia es propiedad grupal, planetaria y universal.

La conciencia es GRUPAL, puesto que cada Ser con su conciencia individual forma parte integral de un grupo mayor, ya sea familiar, laboral, social, cultural, religioso, nacional y cuya conciencia es la sumatoria de todas estas conciencias individuales con sus respectivas limitaciones y superaciones, las cuales emiten sus respectivas vibraciones creando esa atmósfera, esa vivencia que nos llega a todos y la cual en un momento dado puede afectar la totalidad del grupo.

La conciencia es PLANETARIA, por la misma razón que la anterior, ya que la conciencia de un planeta está dada por la sumatoria de las conciencias individuales y grupales, más la conciencia misma de la madre naturaleza manifestada en todos sus otros hijos: el reino mineral, vegetal y animal, puesto que en los átomos y en las células que le conforman existe una porción de inteligencia o conciencia que le permite ser lo que es y cumplir su función en forma cabal. Toda célula viva percibe de alguna manera el pensamiento y las condiciones que se dan a nuestro alrededor. Por lo tanto junto con todos estos maravillosos seres formamos la conciencia planetaria.

La conciencia es UNIVERSAL, por idéntica razón que las anteriores, puesto que nuestro planeta es por así decirlo un electrón de ese átomo que es el sistema solar, el cual a su vez es un componente dentro de ése gran concierto del universo mismo.

Por todo lo anterior debemos avanzar por esa escalera en nuestro diario vivir, siempre ascendiendo en nuestros estados de conciencia. Elevando nuestro nivel vibratorio el cual nos acerca finalmente al Todo, a la realización perfecta. Todos los seres humanos formamos parte de una conciencia más especializada o superior y la cual se manifiesta con mayor intensidad de acuerdo a nuestra propia voluntad de querer avanzar.

En términos generales podemos decir que existen tres tipos principales de conciencia, conciencia individual, conciencia grupal y conciencia de maestro ascendido.

El tipo de conciencia individual, es aquel en el que el individuo existe como ser inteligente, con una individualidad propia y que tiene el manejo de energía, el manejo de facultades y de todo lo que al ser humano se refiere como entidad individual con sus valores que lo hacen un ejemplar único en su tipo.

El tipo de conciencia grupal, se hace manifiesta cuando los seres siguen a un hombre al cual consideran como un dios o líder, tomando sus ideas como propias pero sin discernir sobre las mismas, sencillamente dejándose llevar por él, considerándolo un ser superior.

Hoy en día este tipo de conciencia grupal o de masas es muy bien manejada por la publicidad a través de los diferentes medios de comunicación, logrando que se pierda su individualidad para de esta forma poder manejarlo y explotarlo. Es importante que cada persona reflexione acerca de su propia conciencia individual y se dé cuenta de los valores que cada ser tiene dentro de sí mismo y de cómo debe explotarlos para una mayor elevación y concientización de su propio ser, para no dejarse manejar por la conciencia del grupo la cual impide que el ser se perfeccione como tal. Debemos ser auténticos como lo que verdaderamente somos; chispas divinas emanadas del padre.

Una vez que ser humano logra romper el esquema de la conciencia grupal surge en él la conciencia del Maestro Sentido: la cual le permite darse cuenta de que está destinado a pasar por diferentes fases o estados que lo llevaran al dominio perfecto y armonioso de las facultades creadoras: el pensamiento, el sentimiento y la palabra, logrando llegar por medio de la iniciación de la conciencia en los misterios menores a culminar con la iniciación de los misterios mayores.

Todos los seres vamos pasando en el transcurso de nuestro largo peregrinar por diferentes etapas de conciencia que nos permiten de alguna manera tomar una decisión frente al mundo que nos rodea, pero podríamos decir que la mayoría de los seres van pasando por tres etapas generales:

Etapa número uno. Una tapa que podríamos denominar de la conciencia material o carnal donde el hombre sólo puede concebir como real aquello que sus sentidos ordinarios físicos pueden contemplar, ver, palpar o escuchar, pero todo aquello que esté más allá de sus sentidos físicos no lo puede tomar como cierto. En esta etapa de conciencia existe una mezcla de experiencias de tipo material junto con experiencias de tipo intelectual. El hombre que vive dentro de la conciencia material sencillamente se acomoda al diario vivir de acuerdo al lugar donde se encuentra y al medio social en que se desempeña.

Etapa número dos. Una segunda etapa que podríamos denominar conciencia astral o psíquica, en la cual los seres que la atraviesan comienzan a aceptar la posibilidad de que exista algo más allá después de la llamada muerte, pueden aceptar la posibilidad de que los seres que han traspasado la muerte tengan la oportunidad de regresar para continuar su evolución en un cuerpo diferente. Comienza el ser a sentir la necesidad de vivir o constatar experiencias de tipo psíquico o paranormal, se dedican a frecuentar los médiums, las reuniones donde se leen las cartas, el tabaco, el té, las manos y un sinnúmero de artes adivinatorias y comunicación con los seres desencadenados. Es aquí donde la persona que recurre a ello afronta un gran peligro en su evolución, pues si no se da cuenta de que este tipo de reuniones están matizadas por graves errores y engaños, éste puede dejarse confundir y caer en el mundo del psiquismo o astralismo, donde aún predomina la personalidad y los egos, y donde no hay nada de los planos divinos; a veces este tipo de confusión o caída es tan grande que el ser queda atado al plano psíquico hasta por más de una encarnación. Sin embargo, una vez que el ser descubre el engaño o sufre la desilusión al no encontrar en ello la respuesta a sus inquietudes sobre quién es, por qué es, y para dónde va, se adentra en una tercera etapa de búsqueda dentro de sí mismo hasta llegar a la conciencia espiritual o conciencia cósmica.

Etapa número tres. En esta tercera etapa el ser humano en evolución ya no siente la necesidad de vivir experiencias paranormales, sino que se adentra en su propio ser buscando el contacto con la fuente misma de todo cuanto existe; es así como logra por medio de su trabajo constante la identificación y dirección de su maestro interno, quien respetando el libre albedrío del hombre lo llevará, mediante la practica constante de la meditación, a las octavas vibratorias de luz y amor infinitos del Todo; de esta manera logrará su verdadera evolución hacia la perfección. Para alcanzar esta etapa de conciencia superior debemos ponernos en contacto con la fuente ilimitada, que se puede lograr mediante el desarrollo de facultades especiales como: la atención, la concentración, la imaginación y la acción. Por medio de estas facultades podemos cambiar a mejores condiciones nuestra vida y nuestro mundo circundante. Es aquí donde todo conocimiento y experiencia se van identificando a medida que nos comunicamos con ese maestro interno.

Para lograr elevar nuestra conciencia es necesario estar más atentos a nuestro mundo interno, no perdiendo el contacto con externo, pues nos podríamos aislar tanto hasta llegar a caer en el fanatismo. Debemos tener en cuenta que si estamos aquí en este mundo no es por algo fortuito, por ello debemos trabajar con todo lo que nos rodea; ya que en todo está la manifestación divina. Cuando se presentan en nuestro diario vivir los llamados “problemas” debemos tener en cuenta que éstos vienen para enaltecernos, para ayudarnos a lograr una verdadera sabiduría, la cual se obtiene como el fruto de saberlos enfrentar y resolver, ya que la sabiduría es poner en práctica el conocimiento verdadero que a lo largo de nuestra vida vamos cosechando y experimentando.

Al lograr elevar y purificar nuestra conciencia podríamos llegar a vivir en la perfección misma y lograr manejar armoniosamente todo nuestro ser y nuestro mundo, incluso llegando a vivir en el reino de los cielos, aquí mismo, en este cuerpo pero con un estado de conciencia superior.

¿Si es posible cambiar la conciencia individual? ¿También podrá cambiarse la conciencia grupal y planetaria? ¿Si nosotros elevamos nuestro estado conciencia, será posible incidir en la conciencia de otros para ayudar a elevarla? La respuesta es sí, ya que al elevar nuestro estado de conciencia contribuimos a purificar esa porción del grupo que necesita un cambio para seguir avanzando. El purificar nuestra conciencia incide directamente sobre el flujo de energía que proviene de la mente superior, la cual se irradia a otros seres que necesitan ayuda.

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