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Cómo usar los Siete Rayos Divinos – Lección 22.2

yosoyespiritual yosoyespiritual 13.9K vistas Escribe tu comentario 18 minutos de lectura Videos Gabriel Silva

Te recomiendo ver el video, allí se explica todos estos conceptos de una forma visual y puedes entenderlo mejor.

Anteriormente, mencionaba la importancia de usar estas maravillosas energías no solamente el día específico de su mayor intensidad, sino en cada momento que sean requeridas. No es necesario consultar a otra persona acerca de cómo y cuándo podemos usarlas, lo más recomendable es pedir la guía interna de nuestra presencia divina; y dejándonos llevar por nuestra intuición, haremos un mejor uso de estas energías superiores.

La energía

Recordemos que la energía de los siete rayos responde a los impulsos mentales que se ejercen a través de la concentración y visualización. Ahora importante saber cómo lucen estas energías, para darnos una idea de cómo visualizarlas. Para entenderlo mejor vamos a recurrir a la herramienta más poderosa que tenemos, LA MENTE.

A medida que vaya describiendo, ustedes deben ir visualizando la forma, color, composición, movimiento y sonido de estas energías, de tal manera que puedan crearse una idea propia basada en su percepción interna. Dicha idea debe ser afianzada mediante la práctica constante, diaria, armoniosa y disciplinada de la meditación contemplativa, ya que, a través de ella, es posible desarrollar la visión interna que nos capacita para conectar con la imagen real de los rayos divinos.

La energía de plasma radial se manifiesta de diferentes maneras de acuerdo a nuestra necesidad de uso. Es decir, su vibración es altísima en todo momento, pero su acción desciende a nosotros en la medida que le permitamos actuar mediante nuestro pensamiento concentrado y visualización.

Entre sus diferentes manifestaciones o voltajes, encontramos la luz colide, la flama, la llama y el fuego o rayo.

La luz colide podemos visualizarla como una luz líquida de fina densidad, muy suave, con algunas chispas de luz, de coloración tenue, como los rayos de luz de un amanecer; se usa principalmente para crear ambientes de paz y de armonía. Las cualidades de los siete rayos en modo LUZ COLIDE son las mismas, pero actuando a un nivel muy sutil.

La flama tiene una mayor intensidad, sus partículas presentan mayor intensidad vibratoria. La podemos representar como la flama de una vela, pero muy tenue, translucida, con un movimiento suave. Es una energía que además de armonizar también intensifica levemente nuestra vibración interna.

La llama presenta una intensidad vibratoria más intensa. Se la puede representar como la llama de una vela pero no translucida, sino muy notable, compacta, con movimientos armoniosos y fluidos.

La acción de la luz colide y la flama, permanecen en nosotros por el tiempo que las estamos sosteniendo mentalmente; la llama, por su parte, se mantiene en nosotros durante al menos 12 horas después de haber terminado de utilizarla. Por ello es recomendable el uso constante de la llama en cualquiera de sus tonalidades de acuerdo a nuestra necesidad. Por ejemplo, puede darse el caso que, llegada la hora de nuestra meditación diaria, aún guardemos resentimientos por algún suceso reciente que nos causó discordia, en este caso sería conveniente visualizarnos dentro de un cilindro de llama violeta de 5 metros de diámetro a nuestro alrededor antes de iniciar la meditación, la llama violeta ayuda a transmutar, limpiar y disolver toda energía discordante, libera el karma acumulado, romper ataduras y cristalizaciones de miedo, ansiedad, gula, pereza, temor, angustia y todo aquello que cause limitación. Al hacer esto, podremos ingresar al estado meditativo con mayor efectividad, sin distracciones, más livianos, despejados y armonizados. Además, no sólo nos purificaremos internamente, sino que abriremos nuestros canales receptivos para que una energía de mayor vibración pueda ingresar: EL FUEGO.

EL FUEGO O RAYO es la misma energía, pero en su máximo nivel de intensidad y poder. Su composición es un poco más compleja, conjuga el aspecto de la luz colide, la flama y la llama, es como luz líquida flameando acompañada de destellos muy sutiles de apariencia electrizante.  Lo podemos visualizar como un enorme fuego ígneo, de apariencia líquida, maciza, flameante y destellante.

Por ejemplo, cuando se llame a la acción al fuego violeta, se lo debe visualizar a alrededor nuestro, quemando todo lo negativo, disolviendo todo lo que sea menor a la verdadera perfección, actuando en cada célula y partícula de nuestra composición, apartando todo rastro de energía discordante de nuestra aura y transmutándola al instante en luz blanca, pura y radiante. Y así consecutivamente deben hacer la aplicación con cada uno de los rayos en cada momento que lo necesiten. Ya hemos explicado varias veces las cualidades de cada rayo, ahora sólo resta que usen estas energías superiores de acuerdo a su percepción interna, ya sea en forma de luz suave armoniosa, flama, llama, fuego o rayo.

No hay límite en el uso de estas energías superiores y pueden usarse todas a la vez, sin embargo, les daré algunas pautas básicas para que puedan hacerlo de forma diaria y eficaz.

Cómo solicitar estas energías

Como ya lo habiamos visto, al invocar estas energías debemos estar en actitud de concentración y reverencia hacia nuestra presencia interna o hacia alguno de los maestros de luz; si invocas la energía mientras tu mente está divida pensando en meditar y en un problema que tuviste, el efecto de la invocación se verá reducido, recuerda que aquello en lo que enfocas tu atención tiende a expandirse, así que procura expandir sólo lo bueno y perfecto. La atención debe ser armoniosa y sostenida, respira, calma tus energías, y finalmente haz la invocación de la llama deseada. La llama dorada por ejemplo; visualízate dentro de ella por unos minutos, llenándote de armonía, paz, serenidad, ecuanimidad, inteligencia e iluminación.

Debemos solicitar o invocar estas energías por medio de nuestro ser Crístico o Magna Presencia YO SOY individualizada en cada uno de los hijos de Dios. Igualmente debemos manifestar en forma consciente que las invocamos bajo la gracia divina y para el bien de todo hijo del creador, es decir, no las solicitamos como nosotros la personalidad humana, sino dejando que obre nuestra parte divina. De esta manera estamos evitando el tratar de inmiscuidos en el libre albedrío de nuestros hermanos o el causar alguna interferencia con nuestro pedido a algún ser humano o a la creación de amor que nos ha sido dada como lugar de habitación.

Como estas energías se manifiestan en dimensiones superiores, al pedirlas no las veremos con nuestros ojos físicos, lo cual no quiere decir que no actúen: recordemos que todo es mente, cerrando nuestros ojos con plena certeza, confianza y seguridad, estas energías estarán actuando.

 

Uso de los siete rayos de forma diaria

Lo ideal es invocar estas energías todas las mañanas al levantarnos, de esa manera estaremos dando por hecho que nuestro día es y será una bella experiencia de aprendizaje.

La forma correcta de usar estas meditaciones, es hacer primero el ejercicio de activación de chakras para generar apertura y receptividad, continuamos con la toma de energía, y enseguida procedemos a hacer la lectura de la enseñanza diaria, decretando con fe y armonía, al ritmo que tu desees, puede ser veloz o despacio, deja que te guie la intuición.

Voy a describir esté rápido ejercicio para que lo puedan comprender, adicionalmente subiré una meditación con este mismo ejercicio, pero narrado de forma pausada para que puedan utilizarlo a su gusto.

Sentados, con la espalda derecha, ojos cerrados, manos sobre los muslos, asumimos una actitud de armonía, calma y serenidad interna, respiramos tranquilamente.

Inicialmente, vemos descender una partícula flameante de luz violeta desde el corazón de la presencia YO SOY que se expande asumiendo la forma de una esfera de fuego violeta a nuestro alrededor, el fuego crece hasta cubrir nuestra habitación, los elementos, se expande hasta cubrir nuestra casa, ciudad, país y todo el planeta; lo vemos cumpliendo su función transmutadora y liberadora. Enseguida vemos descender la llama violeta que asume la forma de un cilindro a nuestro alrededor, la combinación del fuego y la llama violeta producen una doble actividad liberadora que rompe todo tipo de cristalizaciones, odios y demás imperfecciones que nos impiden avanzar.

Una vez el fuego violeta haya hecho su tarea, lo elevamos de nuevo a la causa original o presencia YO SOY universal para qué allí sea purificado nuevamente; la llama violeta permanece en nosotros. Hacemos el mismo proceso, pero ahora con el fuego y llama blanca. Traemos el fuego blanco, lo vemos expandirse por nuestro sistema de vehículos, la habitación, ciudad, país y planeta, limpiando y purificando todas aquellas energías aún no trascendidas. Nos cubrimos con la llama blanca, limpiando, purificando y ascendiendo todo nuestro ser. Elevamos el fuego blanco a la primera causa y dejamos actuando la llama.

Ahora ya podemos atraer la luz Rosa conformando un circulo a nuestro alrededor, la llama oro rubí y verde conformando una pirámide de gran tamaño alrededor nuestro, la luz dorada conformando una estrella de seis puntas sobre nuestra coronilla, la luz azul conformando un circulo, un cubo o una armadura de protección del Arcángel Miguel que nos rodea y aleja toda energía discordante que intente entrar a molestarnos.

Debemos hacer ingresar la energía violeta y blanca a través de los vitris de las manos y los pies, ya que allí se encuentran los receptores ideales para que la energía pueda ser asimilada correctamente. Si se las hace ingresar por la coronilla, pueden causar algún mareo debido a su inmenso potencial activo y al hecho de no tener los chakras superiores vibrando adecuadamente a causa del mal uso energético en nuestra vida cotidiana. Las cinco energías restantes si podemos visualizarlas ingresando por nuestra coronilla con toda la plenitud de su actividad.

Este ejercicio puede durar entre 2 y 4 minutos, y es de hecho, la antesala a la práctica de la meditación contemplativa como tal. Es decir que después de haber descargado la energía, ya puedes salir en consciencia proyectada por la coronilla, ascender hacia la divina presencia, y poner en práctica los 3 aspectos para una meditación completa: asimilar la luz, absorber la luz e irradiar la luz.

Es conveniente, justo y equitativo utilizar estas energías divinas todos los días, en una acción consciente de limpieza para nosotros, nuestro ambiente y nuestro amado planeta tierra. Podemos invocar cada llama en el nombre de nuestro Santo Ser Crístico, Presencia YO SOY y los seres ascendidos que manejan y administran estas energías.

En esta era se nos invita hacer un uso consciente del rayo violeta que predomina actualmente, envolver al planeta con su radiación divina en una pirámide perfecta de luz violeta y visualizar líneas de luz irradiándose desde sus vértices y aristas hacia el núcleo del planeta, concentrándose allí en forma de fuego violeta que crece y llena a todo ser dentro de este mundo, transmutando y consumiendo toda la energía discordante que embarga al planeta y a nosotros mismos. Envolviendo en este fuego liberador a la todos los seres humanos sin ningún distingo, a los reinos mineral, vegetal, animal y todo ser o evento que nuestra conciencia o nuestro maestro interno nos indique a través del sentimiento y la percepción.

Identificar nuestro rayo o el rayo que debemos trabajar

Recordemos que todo espíritu divino pertenece a una esfera superior o rayo divino, el cual se distingue por ser el anillo más grande del cuerpo causal en cada individuo. Muy bien, en primera instancia, la identificación con nuestro rayo proviene de la conexión constante, diaria, armoniosa y disciplinada con las energías superiores de nuestra presencia YO SOY. La percepción interna puede desarrollarse a niveles muy sutiles que nos permiten conectarnos de forma paulatina con el rayo al que pertenecemos y desde el cual partimos hacia el mundo de las formas.

De la práctica nace la intuición, y de ésta, proviene la identificación.

Para desarrollar la intuición y conexión con nuestro maestro interno, es menester aplicar de forma diaria los decretos de cada rayo, hacer la toma de energía, hacer la respectiva visualización de los rayos, y en especial, hacer nuestra meditación de forma armoniosa, concentrada y disciplinada todos los días, dos o tres veces al día.

Podemos pedir iluminación a nuestra amada presencia YO SOY, ella nos indicará el rayo al que pertenecemos o bien el rayo que debemos utilizar en determinada etapa de nuestra vida, de igual forma, nos indicará cual o cuales son los maestros de luz que nos guían.

Una forma de afianzar la percepción, se da a través de la aplicación constante de decretos durante nuestras actividades diarias, así como la lectura de libros inspirados tal como el Libro de Oro de Saint Germain. Que lo recomiendo mucho en formato físico, se consigue fácilmente en casi cualquier librería.

Si en determinado momento sentimos por ejemplo un decaimiento de salud, el primer paso es utilizar el rayo verde, adicionalmente el rayo violeta para liberar aquellas energías densas que causan la enfermedad a niveles etéricos. Si requerimos de abundancia lo ideal es irradiar luz oro rubí sobre el asunto que queremos manifestar. Si queremos mejorar la actitud de una persona pesimista el rayo oro rubí sobre su aura también es muy efectivo. Si se trata de un sentimiento de inseguridad se debe invocar el rayo azul en cualquiera de sus manifestaciones. etc.

Sean ustedes mismos quienes a través de la percepción sientan e identifiquen el rayo o rayos que deben poner en acción en todo momento.

Los invito a poner en acción estas energías divinas de forma diaria y constante. Verán cambios maravillosos en su vida. En subida y en bajada. Pero sólo si los aplican; tratarlo una o dos veces no sirve, tómense un tiempo prudente de al menos 1 año. No hay fórmula mágica y rápida, el mismo tiempo que hemos dedicado a hacer un mal uso de la energía, debe ser compensado y superado haciendo un buen uso de ella.

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