La magnífica actividad que tiene lugar en Shamballa cada año, rinde testimonio a la sabiduría de la Ley Cósmica, al permitirle al amado Morya que descorra el velo y le permita a los estudiantes participar en las actividades que ocupan las energías de la Hermandad.
Cada año, al acercarse el cierre del ciclo de doce meses, Shamballa se convierte en la anfitriona para las corrientes de vida dedicadas a traer remembranza a la conciencia externa del Plan Divino y los medios y maneras por los cuales cada unidad individual pueda entretejer las energías de su propia vida en la realización de ese Plan.
La Gran Hermandad Blanca, compuesta por los Seres Ascendidos que han renunciado al Nirvana a fin de permanecer como custodios y maestros de la raza, siempre les ha hecho mucha ilusión esta reunión anual, cuando han traído la cosecha de sus empeños trabajando a través de los chelas, pero era primordialmente una actividad privada y cerrada en la cual, muy rara vez, habría de participar algún chela que tuviera una postura espiritual inferior a la de un iniciado o adepto.
Ahora, miles de seres no-ascendidos han entretejido por cuenta propia el momentum suficiente de servicio impersonal para darles pasaporte a la presencia del Señor del Mundo. Si bien son millones los que no pueden atravesar el anillo flamígero de fuerza espiritual que constituye la periferia propiamente dicha de la Ciudad en sí, se les permite al menos pararse alrededor del núcleo central de Energía Divinamente calificada y ser bañados por la radiación que se emite desde los corazones agradecidos de todos los que participan en estas festividades.
La alabanza y la acción de gracias son el pasaporte mediante el cual al alma se le separa del resto de los hijos e hijas de los hombres, y con un ángel guardián es traída dentro de la radiación celestial de Shamballa. Cuanto más gratitud, alabanza amorosa y acción de gracias pueda esa conciencia generar y sostener, tanto más cerca llegará dicha alma al templo central, y tanto más a menudo se le permitirá el privilegio de pararse en la presencia flamígera del Señor del Mundo —y tanto más progreso individual será la corriente de retorno de energía por tal servicio.
El tirón magnético en Shamballa atrae las almas de toda la raza, al igual que lo hace el tirón magnético de energía de cada retiro —cuando es puesto en movimiento el día 15 de cada mes. Si van inconscientemente, no reciben el beneficio mental que pueden recibir si van conscientemente.
No hay deseo de causar estrés ni presión en los sentimientos de los benditos estudiantes, pero si fueran a comenzar un viaje en el plano terrenal con tan poca preparación y con tan poco pensamiento de la meta hacia la cual están manejando o caminando… ¡estoy seguro de que no llegarían! La tendencia del ser humano es depender siempre de una inteligencia mayor que haga el trabajo propiamente dicho, pero el júbilo y la maestría dentro de la vida vienen cuando USTEDES incorporan las energías de sus propios mundos y encuentran que la energía y la vibración son sirvientes obedientes que responden a todos sus pensamientos dirigidos y sentimientos conscientes.
La gran Llama flameante que hay en el altar de Shamballa es de hecho el receptáculo dentro del cual las energías calificadas, ofrecidas en servicio impersonal a la vida, son vertidas. El servicio en Shamballa difiere al del Retiro de las Montañas Rocallosas en que la Hermandad y los chelas darán una descripción verbal de sus empeños, de sus éxitos y fracasos en Shamballa únicamente se utiliza energía para crear esta poderosa Llama, la cual constituye la cosecha del año, pero la descripción de la manera en que la energía fue acopiada, calificada y consagrada no tiene parte alguna en este servicio.
Es una experiencia magnífica y bella ir a Shamballa. Pídanle a su conciencia externa que recuerde la gloria de Shamballa, y atraigan eso a sus sentimientos en esta época.
Diario de El puente a la libertad de el Mahá Chohan
