Así como la humanidad entera de la Tierra comparte un aire, un Sol, una agua y una Tierra; así también comparte – en una manera mística – una pulsación que forma el latido del corazón, tanto de sus Presencias “YO SOY”, como de sus seres externos.
Cuando el Gran Sol Central y los siete Logos planetarios establecieron una humanidad sobre la Tierra, una gran emanación de energía fue impulsada hacia adelante, la cual formó una Corriente de fuego pulsando rítmicamente y que al igual que un fuelle cósmico, ventiló cada latido del corazón humano. He aquí porque se dice que la humanidad no tiene más que un latido del corazón en común.
El ritmo cósmico natural de la Vida que fluye como el torrente sanguíneo del cuerpo humano, está conectado a todo ser humano que lleva un ropaje de carne y durante el tiempo en que el ritmo universal se esté moviendo a través del ámbito interno de Vida, dicha Corriente de Vida tendrá una oportunidad de girar fondos sobre la Vida ilimitada y pasar por la experiencia que algún día resultará en la Victoriosa Maestría.
Así como el pulso del cuerpo humano es perturbado en diversos momentos por la fiebre y la enfermedad, igualmente en algunas graves ocasiones, el flujo de éste pulso cósmico comienza a debilitarse y en tales tiempos de crisis cósmica, la Jerarquía dedicada al servicio de la Humanidad, efectúa una “transfusión cósmica” mediante la cual, Ellos dan de su propia Esencia Pura de Energía, para revitalizar la Corriente de Energía cósmica; no sea que la raza entera perezca por razón de su propia iniquidad auto-creada.
La Presencia del Gran Sanat Kumara y de todos los Avatares que le siguieron, incluyendo al Maestro Jesús; fue de una asistencia tremenda al sostenimiento de esta Corriente mística universal. Hoy día, al aproximarnos a la Iniciación final del Planeta Tierra, una vez más nos encaramos con ésta “Fiebre cósmica” que afecta el ritmo de su Corriente en una manera muy seria. Cada ser no ascendido que se alimenta de ésta Corriente, puede retroalimentarla también (Si quisieran), vertiendo de vuelta a través de ella la substancia de su propio Amor, Fe y Luz; lo cual hará que la misma fluya con más fuerza.