Recuerdo, en las eras tempranas ahora olvidadas, cómo Yo, junto con otros, disfrutábamos del sentimiento del Amor de Dios. Éramos como pollitos, disfrutando del confort y protección del ala de la mamá gallina. No teníamos entonces ningún deseo en particular de participar en el Plan y Designio de este Gran Ser, cuyo calor de Amor absorbíamos y en cuya Presencia encontrábamos tanta Paz; pero llegó el día en que alcanzamos la suficiente madurez de espíritu como para que nuestro Amor ya no escogiera únicamente la proximidad, sino que más bien deseara adelantar la Causa de Nuestro Amado Padre, y conocer algo de la Razón para la Vertida de Su Gran Energía.
Fuimos introducidos entonces a la Voluntad de Dios el Plan y Designio, y se nos dio la libertad de atar Nuestras propias energías, clasificadas en base a la cualidad de Nuestra Naturaleza, para ayudar a exteriorizar dicho Plan. Ustedes, Amados Amigos de la Vida, se encuentran precisamente en el mismo punto de madurez espiritual, en el que la religión ya no entraña una relajación de sus propios cuerpos emocionales, o una paz personal. Ustedes se han ofrecido, ante la Ley Cósmica, a participar en llevar la Conciencia, Voluntad y Designio de Dios a las mentes receptivas de aquellos que todavía no se han desarrollado al punto en que puedan percibir dicho Designio, si bien están dispuestos a plegarse a Él y enjaezar las energías individuales de sus vidas para adelantar dicha Causa siempre y cuando se pueda concebir un medio y manera de llegar a ellos.
Ustedes no tienen ni idea de la fortaleza tremenda de sus vidas, individualmente, para haber soportado a lo largo de todos estos años y seguir sirviendo, trabajando con un Poder Invisible, viviendo bajo el Código de Pureza y Honor que los ha hecho el blanco para mucho que quiero describir. No puedo felicitarlos demasiado por su fidelidad y constancia, y, más aún, por el hecho de que han continuado creyendo en Dios y en el Bien, ¡a pesar de que sus almas han sido chamuscadas y sus mentes se han desilusionado!
A cada uno de ustedes le ofrezco Mi Gratitud Eterna, individual y consciente, porque es muy difícil mantener la propia fe en la integridad de un ser que, debido a la fuerza de la circunstancia, tiene que operar a través de la conciencia de otro, y aparentemente oponerse a la Ley de Amor y Justicia. ¡Amigos como ustedes hacen que Nuestro exilio de la Gloriosa Paz de los Cielos sea feliz!
Diario de el puente a la libertad – Saint Germain