(El Puente, Octubre de 1953)
Los saludo, Amados Amigos, en el Nombre de Jesucristo Ascendido.
¿Acaso estas palabras no les toca una fibra sensible en sus corazones secretos? Cuan a menudo en las centurias pasadas cuando las facciones gobernantes del momento impedían la adoración al Dios Uno Nos congregábamos en catacumbas y cavernas, encapuchados y togados, sin llegar a conocernos de cara, con charlatanes junto a los Maestros, ¡y con únicamente el nombre de Jesús como protección frente a un destino peor que la muerte física!
FUERZA DE NOMBRE
¡Oh, la Fuerza y el Poder contenidos en el Nombre de este Bendito Hermano! ¡Más de un santo, al liberar el alma del cuerpo sobre una pira encendida, entró al Corazón del Cielo cabalgando sobre ese Nombre! ¡Muchos desencarnados encontraron la Misericordia de ese Nombre, y muchos miembros desesperados de la raza humana encontraron alivio del dolor, la agonía y la confusión a través de Su potente poder mágico!
¡Cuan a menudo He reflexionado sobre la Vida vivida por ese Hermano, la cual ha hecho de Su mismísimo nombre una protección natural contra el mal, el engaño y la confusión, y todas las fuerzas de la oscuridad! De manera que, una vez más, les traigo a su remembranza el Poder contenido en el Nombre de Jesús. Utilícenlo libremente en sus Aplicaciones individuales doquiera que espontáneamente surjan preguntas de su interior, o que se sientan presionados por las incertidumbres de lo externo.
He venido hoy desde el Corazón de esa gloriosa montaña, donde los Hermanos y Hermanos del Cielo se están congregando con gran esperanza y felicidad en Sus corazones, para ver el progreso que se ha hecho posible mediante los esfuerzos de aquellos de ustedes que han escogido responder a Mi empeño actual.
¡Oh, si pudieran ver, como Yo veo, la Sinceridad, la Devoción y el Amor dentro del corazón de cada uno de ustedes! Entonces amarían, como Yo amo, a todo aquel que ha hecho posible una nueva oportunidad para que Nosotros le trasmitamos a la humanidad los Planes que reposan en el seno del Padre Eterno, pero que pueden ser exteriorizados únicamente a través de espíritus encarnados que desean conocer la Voluntad de Dios.
Diario de el puente a la libertad – Saint Germain