(El Puente, Mayo de 1955)
En verdad, cada hombre es parte de Dios. No podría haber individualidad sin esa “Presencia” la cual, de por sí, es Vida, Inteligencia y Fortaleza Espiritual. Sin embargo, es autoevidente que no todos los hombres están igualmente manifestando los Dones, Poderes y Naturaleza de Dios.
Es para desarrollar y madurar la Naturaleza Divina a través del individuo, que Nosotros dedicamos Nuestras vidas y talentos. El esfuerzo supremo de parte del hombre para preparar su alma para la presencia del Santo Confortador, constituye su parte del empeño. Luego, como la parábola del hijo pródigo, la apresurada Presencia Confortadora encuentra un puente de energía calificada armoniosamente en un hombre de este tipo, y se une a la chispa de inmortalidad que duerme dentro de él. Entonces, Dios y el hombre son uno ¡el milagro de Pentecostés!
LA PRESENCIA SEMPITERNA DEL PADRE
(El Puente, Junio de 1955)
He presentado la Verdad de que no hay rendija, escondrijo ni esquina en todo el Universo donde no esté la activa “Presencia de Dios”. Dentro de esta “Presencia” hay centros de inteligencia que fueron creados para intensificar y expandir esa “Presencia”, así como la luz eléctrica de ustedes intensifica la presencia localizada de la luz dentro de una habitación. CADA UNO DE TALES CENTROS DE INTELIGENCIA QUE PUEDEN DECIR Y SENTIR “YO SOY AQUÍ” (“I AM HERE”) TIENE ACCESO A LA PRESENCIA UNIVERSAL.
Al conectarse con este Circuito Divino, se convierte en un centro auto -luminoso de Sanación, Paz, Iluminación, Misericordia, Opulencia y Liberación, de esta manera multiplicando y expandiendo los Dones y Poderes de Dios en su punto en el Universo, el bombillo eléctrico, desconectado del circuito eléctrico, no presta ningún servicio. La conciencia individual, desconectada de la Fuente Divina, es igualmente impotente. Cada alma, por la mismísima razón de su ser, tiene un propósito que realizar —expandir la Luz y Poderes de Dios a través de la “Presencia YO SOY” individual anclada en el corazón. Cuando a la Fuente Universal de Poder se le permite acceso a la conciencia del ser individual, el Circuito Divino se auto – realiza, fluyendo a través de la inteligencia localizada. El individuo debe, primero, aceptar la Presencia del Omnisciente, y luego debe invocar esa Presencia a través de sí mismo.
La Deidad (Godhead) no diseñó en vano al individuo. La persona debería darse cuenta de que la inversión de vida en él es para un propósito, y regocijarse de que es una faceta de la expresión de la Divinidad en la esfera en la que él mismo ha elegido habitar.
Diario de el puente a la libertad – Saint Germain
