La Diosa Amarilis es el espíritu de la primavera
Esta hermosa diosa dominó el plano mental y el elemento aire, y como resultado recibió el poder de rejuvenecer aquellas matrices dentro de la conciencia del hombre que conducen a la realización de su plan divino. Amarilis encarna el verde y dorado de la llama de la precipitación que produce el poder de la creatividad de Alfa y Omega.
Los ángeles y elementales que sirven con Amarilis están imbuidos del espíritu de la llama de la resurrección que produce un renacer en la naturaleza y que ayuda a cada persona a superar el último enemigo que es la muerte. Debido a su devoción al Espíritu Santo en la naturaleza, Dios ha recompensado a la Diosa de la Primavera con un gran impulso acumulado de poder Crístico. Los seres elementales de tierra, aire, fuego y agua adoran a esta hija del Sol y la siguen de un rincón del planeta al otro, exteriorizando la belleza de su amor por todas las cosas vivas.
Amarilis nos dice:
Llevo a la mente aquellos pensamientos que espiritualizan y que están emparentados con el reino de los elementales: los hermosos silfos ondeantes del aire, los gnomos y los elementales de la tierra en su atareada industria, el fuego sagrado de las ígneas salamandras y las ondulaciones de las maravillosas ondinas del agua. Todos ellos transmiten a la humanidad un aspecto de la naturaleza cuádruple del Dios de la naturaleza.
En la forma manifiesta, aquello que el hombre ve, aquello con lo que trabajan los artesanos, toda la maleabilidad e incluso la dureza del diamante son la manifestación de los fragantes pensamientos de Dios, pensamientos que destellan con iridiscencia y maravilla, pensamientos que fluyen majestuosamente hacia los reinos de la naturaleza, el bosque y los campos, los arroyos y el cielo y las nubes, todos ellos reflejando una sinfonía cósmica, la sinfonía de la armonía infinita.
Que los hombres aprendan, pues, cómo ellos también pueden, igual que los diminutos elementales, brincar de un patrón floral a otro; descansar en el corazón de una rosa en conciencia, sentir su fragancia, su color y el brillo suave satinado de sus pétalos; cómo pueden regocijarse con el flujo del aire natural y el brillo del cálido sol; cómo pueden sentir el despertar de la manifestación en sí mismos, el despertar de la manifestación y el sentido de la belleza.
La belleza y el amor están en la fragancia de las flores, y cuando sopla sobre ellas una suave brisa, se mecen de aquí para allá, inclinan sus cabecitas y hablan de amor. Que los hombres aprendan su lenguaje, el lenguaje del corazón. Y que entiendan los meandros poéticos que son los sueños del alma que habita en el reino de la naturaleza…
¡Qué agradecido debería estar el hombre hacia las maravillosas criaturas del campo y el bosque, las pequeñas criaturas invisibles tan sabias y tan decididas en sus benditos esfuerzos para hacer una alfombra de amor y esplendor para que las contemplen los ojos del hombre!
¡Qué maravillosa es la constancia de la naturaleza! Estación tras estación estas criaturitas producen lo que de otra forma fácilmente podría convertirse en ciclos monótonos de manifestación, pero ellas lo hacen de buen humor y con alegría, y sus corazones están llenos de un deseo de servir al hombre.
¿Y qué hay del hombre hecho según la más alta imagen, la imagen de Dios? Cómo emborronan sus pensamientos los hermosos patrones de la naturaleza. La plaga de las viles creaciones de los insectos, la plaga de los patrones espinosos de destrucción se manifiestan también en el reino de la naturaleza, porque la naturaleza ha asumido esos aspectos de la crueldad y el espanto humanos. La humanidad debe aprender, pues, que a medida que mejoren la cualidad de sus pensamientos, así se expresará la naturaleza más redundante y perfectamente, así la belleza y la perfección vestirán al mundo más gloriosamente en la maravilla cósmica que es la naturaleza de Dios formando cascadas, cayendo, fragancia del Sol del sol.
Que los hombres sueñen, pues, con cielos azules y la llama del valor. Que sueñen, pues, con balancearse en aquellos ballets cósmicos como hacen las diminutas criaturas. Y que entiendan que el hermoso salto de flor en flor es como si el hombre, con forma de pequeño elemental, fuera poseído por las alas de un abejorro, pudiera volar y lanzarse de flor en flor, con una confianza tan suave y persuasiva en la misericordia de Dios y en estas criaturas que rezuma de cada poro. Ellas tienen fe en las maravillas de sus propios cuerpos y sus seres, sus propias mentes para dedicarse a la constancia y el servicio al hombre.
Que la gratitud fluya de los corazones humanos hacia el Dios eterno por la maravilla del abundante servicio que prestan, sin el cual el fruto de la tierra jamás podría aparecer y adornar al mundo cual guirnalda con ese místico esplendor del rocío cósmico sobre la hierba.
Habla la Diosa Amarilis
“Usualmente la gente se ha referido a Mí, como “El Espíritu de la Primavera”, Me imaginan; como si estuviera bailando sobre las flores y la hierba con una guirnalda de flores sobre Mi Cabeza, tocando aquí y allá un arbusto, una flor, una mata, un árbol y como que estoy volando fugazmente de una manera graciosa, aunque poco efectiva”.
“Amados míos, siendo Yo El Espíritu de la Primavera, permítanme recordarles que durante los novecientos años previos a que el Gran Manú de la Primera Raza Raíz trajera a los ‘Santos Inocentes’ a la Tierra, Yo estaba experimentando con el desarrollo de los más bellos follajes, flores, pájaros, hierbas, mar, y aire, hasta que la Tierra estuvo lista para ser habitada.
La Tierra vistió un ropaje magnífico y fue tanto así, bajo el Reino de los Cielos, que los primeros individuos que vinieron del Corazón de Dios no podían diferenciar entre los Ámbitos Celestiales y la Tierra. Esto fue hace algunos millones de años, por lo tanto, se puede ver que hay algo de Constancia y Energía Positiva en este Servicio que presto”.
“Les doy las gracias por sus pensamientos sobre la Primavera, Yo volveré a crear de nuevo, con la ayuda de los elementales y de Nuestro Señor el Mahá Chohán, otra Perfección Magnífica en esta Tierra en honor de Nuestro Amado Maestro Saint Germain, como un regalo de Coronación para Su Edad Dorada”.
El significado interior de la palabra Amarilis
Significa UN ALEGRE LIRIO DE DIOS; O ALFA ALEGRE LIRIO DE DIOS.
“La Ley de la Vida” Vol. 2 por A.D.K Luk
Amarilis es la Diosa de la Primavera. Ella tiene legiones de Elementales y Ángeles a Su comando. Cada año, bajo Su dirección, se manifiesta la hermosa Primavera. Vino a la Tierra con Sus legiones y produjo la Primavera cada año por novecientos años antes que la humanidad comenzara a habitar en el planeta, y ha producido cada Primavera desde entonces.
Biografías de 107 Maestros Ascendidos por Werner Schroeder
Amarilis es la Diosa de la Primavera. Ella tiene legiones de Elementales y Ángeles bajo su mando.
Antes de que los miembros de la Primera Raza Raíz fueran invitados a la Tierra, Amarilis, la Diosa de la Primavera, acompañada por legiones de ayudantes del reino angélico y elemental, vistió a la Tierra con el ritmo del la Primavera en retoños, flores, y la belleza de la naturaleza. Los elementales tejieron las más pequeñas y delicadas flores. El loto fue la primera flor que se trajo a la Tierra. Los Devas de la naturaleza desplegaron las hojas de los arboles.
Al son de la rítmica música de la creación, la naturaleza trabajo unida por novecientas primaveras, en el proceso de embellecimiento para adornar a la Tierra para el descenso del hombre. Había ríos, cascadas, montañas, lagos, océanos, arboles y demás vegetación exuberante. Con una superficie cual alabastro, la Tierra relucía como una joya, fue un paisaje hermoso de ver.
Desde ese evento, Amarilis, con sus legiones de elementales y ángeles, ayudada por la Hermandad del Templo de la Resurrección, ha repetido esta acción anualmente. Esto es lo que llamamos “El milagro de la primavera”.
A.D.K Luk, Ley de la Vida Iluminador v2
El Festival de la Primavera Entrante se celebra a niveles internos cada año cuando se abre el ciclo de primavera, en el que honran a aquellos Seres que se preocupan principalmente de conferir al planeta tierra una nueva primavera. Esto normalmente tiene lugar en la cámara de audiencias del Retiro del Señor Mahá Chohán.
El Ser Amarilis, el espíritu o la primavera, lidera la procesión con el Señor Mahá Chohán, como representante del reino de la naturaleza. A continuación, vienen los Directores de los Elementos, Helios y Vesta (o Zaratustra) seguidos por las Salamandras; Neptuno y Ondinas, Aries y Silfos, Virgo y Gnomos. Luego los Chohanes de los Rayos y otros miembros de la Hermandad Blanca.
Amarilis reestablece la primavera continuamente
Desde la creación de la Tierra, la Diosa de la Primavera – la Señora Amarilis – ha tenido este hermoso papel de restablecer continuamente el ritmo de la primavera, para hacer este planeta siempre más hermoso, con sus lagos y grandes ríos, sus mares turquesas, sus montañas elevadas majestuosamente, y sus seres humanos felices y amados.
Es una ninfa creativa y alentadora de la naturaleza, muy hermosa y dadora de vida, luciendo una guirnalda de flores sobre su cabeza, y poseyendo una forma llena de gracia y sentimiento al moverse.
Es muy grata y viva, de una energía combinada que inviste a la dulce Tierra de belleza y gozo cada vez que se hace presente, y que suele manifestarse en las personas que la perciben con signos exteriores de color y alegría.
Su presencia genera espontáneamente en los seres más sensibles un llamado a la manifestación de la vida y el color, que suele expresarse colectivamente en carnavales y festivales en su honor.
Y es que así como restablece el ritmo de la primavera en cada capullo, también lo hace en el ser humano renovándole el deseo de vivir mediante la alegría perfecta, que es el estado de conciencia del buen humor, lleno de espontaneidad, vivacidad, optimismo y benevolencia.
Por eso cántale a la Señora Amarilis en gratitud por su Guirnalda de Flores y su Manto de la Resurrección, con el que te trae esta Perfección de la Vida, la misma que Dios siempre ha querido que tuvieras…
Invocación
En el Nombre de la Divina
y Todopoderosa Presencia de Dios
Yo Soy, invoco a la Amada
Señora Amarilis, Diosa de la Primavera
y a sus legiones de Ayudantes Angélicos
y Elementales para que
VENGAN, VENGAN, VENGAN
y establezcan el ritmo de novecientas
primaveras en cada capullo,
árbol, río, montaña, viento y flor de la naturaleza,
y hagan a la Tierra más y más hermosa,
resucitando y disolviendo todo lo negativo
con la Llama de la Resurrección
en mí, en todos los seres y en todo el planeta.
Gracias.