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La infancia de la Amada María | Arcángel Gabriel

yosoyespiritual yosoyespiritual 3.4K vistas 2 comentarios 14 minutos de lectura Arcángel Gabriel

Salve, amados Espíritus de Fuego, amados hijos del Hogar! Esta noche les traigo Amor desde ese Hogar. Los sostengo dentro del compás de Mis brazos, y les traigo el Amor del Padre, así como también el Amor de la – Divina Madre desde cuyo seno ustedes avanzaron a la individualización.

Ustedes vinieron con un deseo único en su dulce y fervoroso corazón: Hacer Su voluntad, llevar la Luz y ser la plena manifestación de Su amor.

¡Salve a Ti, oh Espíritu de esta gran montaña (Gran Tetón), poderoso Deva que sostienes el foco de los Poderes del Fuego Sagrado…

Desde tiempo inmemoriales han existido ciertos seres espirituales avanzados que han escogido formar parte del momento Cósmico, encarnar y llevar alguna porción del Designio Divino al mundo de la forma a través del velo del nacimiento físico. He sido invocado a menudo por tales seres y antes que ellos nacieran, les prometí que Yo vendría a ellos al momento en que su misión se realizara. En la plena liberación de Mi radiación Divina llevarles la remembranza de sus votos, de su Propósito Divino y de la capacidad dentro de sus corrientes de vida de realizar dicho propósito con dignidad, honor y Victoria.

Antes de que la Santa María (Madre de Jesús) naciera físicamente, le prometí que Yo vendría y le ayudaría alumbrando en Su conciencia la remembranza de la Inmaculada Concepción que Ella habría de sostener sería la semilla alrededor de la cual la Luz electrónica y Sustancia de la Tierra se formaría para crear el vehículo físico de Jesús. Sin embargo, mucho dependía de la propia conciencia de María de que estuviera en un estado de “gracia escuchante” en el instante en que la Ley me permitiera llevar a cabo la visitación. Sólo así estaría Ella en capacidad de sentir ese destello de Iluminación y Fuego Divino que se le anclaba en la propia conciencia, de manera que pudiera ser para Ella el poder sostenedor en el mundo de la forma.

Desde el día en que la llevaron al Templo (cuando no era más que una niña de tres años de edad), la amada María vivió en un estado de constante “gracia escuchante”. Cuando Me paré frente a Ella, he da decir que Me fue realmente fácil decirle: “¡Salve, María, llena eres de gracia!” En verdad parecía ser una vida bastante solitaria para una niña tan pequeña, arrancada tan temprano de los brazos de Su madre. Si bien fue criada con las otras niñas de Judea, Sus intereses diferían considerablemente de sus compañeras.

En Su vida, contempló todas las profecías del Viejo Testamento, desarrolló una devoción tremenda hacia la amada Vesta (Complemento Divino del amado Helios, el Ser que está a cargo de nuestro Sol físico. La amada Vesta es la Diosa-Madre Cósmica de nuestro planeta y de nuestro sistema). Mientras que otras niñas se entretenían jugando con muñecas, María virtualmente acuna al mundo con sus brazos infantiles a causa del sentimiento de ese Amor de Madre Divina que extraía de la amada Vesta en persona (mediante Su contemplación en amor por ese gran Ser).

Los ángeles siempre estaban a Su alrededor, gozando de la fragancia de Su presencia. Aún en ese cuerpecito, en verdad ella era una “Reina de los Ángeles”.

 

CONTACTO CON LOS ARCÁNGELES

Habla la Amada Madre María:

Saben, Yo solamente tenía tres años de edad muy pequeña en edad terrena cuando Ana y Joaquín Me llevaron al Templo. A los ojos de una niña, ese Templo era inmenso y muy impersonal, Mis amados. Tanto Mí madre como Mi padre me eran muy reales, como también lo era Mi casa y Mi vida de bebé. Sin embargo, ese día Mis padres realizaron el gran servicio de renuncia, y Yo entré a esa vía en el Templo para permanecer allí hasta que hubiera alcanzado la madurez. Recuerdo la amabilidad de los que cuidaban de Mí, si bien la disciplina del Templo nunca se ablandaba para ningún individuo. Es que ni siquiera para Mi Jesús se ablandaron las disciplinas en Luxor, ni para Juan, el discípulo de los Esenios. Tampoco se ablandaron para una niña delicada en el Templo en que Yo vivía.

Era una vida solitaria para una pequeña niña que era introspectiva en extremo, y los que más amables se portaron conmigo fueron los Arcángeles. Yo acababa de llegar del Cielo, y todavía no había olvidado el brillo de Sus alas, el lustre de Su cabello, ni la magnificencia de Su presencia. Estando en mi pequeña celda, a menudo por las noches la Presencia grande y deslumbrante del Señor Miguel venía y se sentaba al borde de Mi cama. A fin de asistirme e instruirme, hacía que un grupo de Ángeles Defensores, marchara de un lado al otro de la cama sólo para Mí de la misma manera en que ustedes le permitirían a sus hijos que jugaran con soldaditos de juguete. Sin embargo estos eran Seres reales y movientes. De esta manera, con toda delicadeza y amabilidad de una Madre, Me enseñaba las actividades de los Ángeles Defensores, cuyo servicio ha sido (y sigue siendo) mantener las almas de los hombres libres (doquiera que sea posible) de las sutiles influencia de sugestiones de impureza e imperfección.

Luego a medida que fuimos entendiéndonos el uno al otro, estas pequeñas figuras se pusieron a representar las diversas historias que Él le daba a Mi conciencia, para mostrar el Poder Omniabarcante de Dios.

 

HABLA EL AMADO ARCÁNGEL MIGUEL

Una vez hace mucho tiempo —cuando Ella (la Madre María) era una niña muy pequeña y estaba sola en el Gran Templo— tomé sobre Mí el aspecto de Confort Amoroso y se lo llevé. A veces, por las noches visitaba su pequeña habitación, antes de que Ella se acostara a dormir, y la entretenía, así como también la instruía con cuentos de Nuestro Reino. A veces le traía Ángeles pequeñitos a los cuales Yo dirigía mediante ejercicios rítmicos y otras manifestaciones de belleza y gracia… ¡allí mismo sobre el respaldar de Su cama! Ustedes saben que Ella sólo tenía tres años de edad cuando la internaron en ese Templo; y durante su estadía allí, traté de ahuyentar algo de Su soledad y traerle algo de Felicidad!

 

AYUDA DE GABRIEL

El amable cargo del Señor Gabriel, Arcángel de la Resurrección, consiste en destellar la Llama y Rayo de Su propia Corazón Cósmico a través de la conciencia y sentimientos de todos aquéllos que sinceramente desean “conocer la gloria que tenían con Dios antes de que el mundo existiera”, develar a la vida una vez más, la remembranza de la Imagen Divina de Dios, a cuya semejanza cada hombre fue creado originalmente, y la cual constituye el destino de cada alma proyectar y manifestar a través de la forma de carne. Él llevó a cabo este servicio para la amada Madre María cuando trajo a Ella la palabra de que Jesús habría de nacer a través de su forma física.

Sí los estudiantes le pidieran al amado Gabriel que los ayudara a realizar y aceptar su propio Santo Ser Crístico, y a convertirse en el Cristo Interno en acción, tendrían la asistencia adicional de Su Presión Cósmica y conciencia flamígera, la cual resucita la memoria Divina de ese Designio Divino a cuya semejanza todos fuimos hechos, y del cual muchos se apartaron en los siglos de buscar la felicidad en los placeres de los sentidos.

 

RELACIÓN DE AMISTAD

La amada Madre María nos dice del amado Gabriel:

“Gabriel ha sido Mi amigo durante tantos de los momentos cruciales de mi propia vida terrenal. Me ayudó a sostener el Concepto Inmaculado del Maestro Jesús y través de todos esos años de tensión, Me ayudó a rehusar aceptar ninguna apariencia humana limitante.

Gabriel y sus compañeros Arcángeles nos asistieron tanto a José (el amado Saint Germain) como a Mí, en las múltiples experiencias por las que tuvimos que pasar utilizando todo el poder intuitivo que habíamos desarrollado al estimularnos y sostenernos en Nuestro servicio a Jesús y a toda la humanidad.

El Señor Gabriel y Yo somos amigos íntimos, profundamente unidos, producto de incontables centurias de actividad y servicio. La amada Esperanza, cuya asistencia tanto requieren los pueblos de la Tierra en estos momentos, al ser Su radiación la de liviandad expectativa de bien, una radiación de elevación en el mundo emocional y particularmente en la mente, está asistiendo a Su complemento Divino, Gabriel, en este servicio”.

 

CRECIMIENTO SIMÉTRICO

María creció en esa gracia, en esa simetría de forma, en esa belleza y humildad de naturaleza —tanto así que prácticamente no había ningún velo entre el Reino Angélico y Su dulce Ser.

Estaba muy bien que un momentum de esta índole fuera generado y que tal fe y confianza se estableciera entre Ella y el Reino Angélico durante esos tempranos años protegidos, porque en Su vida posterior, María volvió a recibir la visitación de un Ángel. En esa ocasión el Ángel le trajo noticias de un desastre inminente. Se le exhortó a María y a José a que, con su pequeño bebé, dejaran su hogar y viajaran a Egipto, a través de un territorio plétoro de animales peligrosos.

En esta ocasión fue sostenida por este momentum construido en sus años tempranos, y tanto Su confianza en los Visitantes Celestiales como Su fe en la palabra de Ellos eran tales, que ni por un momento se cuestionó Ella la realidad o sabiduría de tales Visitantes. Fue así como Ella permaneció en Paz, por más que el amado José se debatiera entra la razón y la intuición, sintiendo dentro de sí, la gran responsabilidad de su posición de protector.

Los grandes y cristalinos ojos de María siempre estaban llenos de esa fe indescriptible, y cuando el Ángel les dijo que viajaran a Egipto ella dijo: “¡José, iremos!”

Ahora ustedes siguen un sendero similar. También ustedes están entrando a una asociación más íntima con el Reino Angélico. Esta asociación es uno de los regalos que nos da Nuestro amado Amigo y Maestro Ascendido Saint Germain. Está supuesto a traer a la humanidad, el gozo de asociarse con aquéllos de Nosotros cuyas alas no han sido maniatadas por la carne. En sus momentos de felicidad, cultiven la confianza en Nosotros y gocen de Nuestra Presencia. Luego, cuando la Ley lo requiera y se presente la ocasión en que, quizás la propia seguridad de ustedes o de otros dependerá de dicha confianza, estarán ustedes en capacidad de colocar sus manos sobre las de los Visitantes Celestiales y, como dijera María, ¡”Ser la esclava del Señor”!

Es así como la Obediencia surge del Amor, no del miedo; es así como la amistad surge de las dulces experiencias compartidas; es así como los Ángeles nos acercamos al aura de aquéllos que conocen el Amor… “¡y allí moramos!” Allí no sentimos de forma alguna que estamos separados del Reino del Padre…”

 

Por el amado Arcángel Gabriel

Tomado del libro: Memorias de María, Madre de Jesús

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2 comentarios
  • Su nacimiento ocurrio en medio del movimiento de independencia de Venezuela, colonia de la corona espanola por mas de tres siglos. Debido a las vicisitudes politicas de aquel tiempo de guerras, la familia Baralt Perez se traslado a Santo Domingo, donde transcurrio la mayor parte de la infancia de Rafael Maria Baralt.

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