Se piensa erróneamente que la meditación consiste en dejar de pensar, teóricamente para darle un descanso a nuestra mente. Sin embargo, la meditación es el arte de pensar, es el arte de conectar con la mente superior y sintonizarnos con sus divinos pensamientos.
Cada uno de nosotros está conectado energéticamente a la mónada superior, y de ella recibimos ideas divinas que se descargan en nuestro cuerpo mental, de éste a nuestro cerebro etérico y finalmente a nuestro cerebro físico. Sin embargo, estas ideas no llegan intactas, sino que sufren un proceso de transformación durante su travesía, a pesar de que provienen de los reinos superiores, pasan a través de la densa capa de sufrimientos, paradigmas equivocados y energías discordantes que hemos creado en torno nuestro.
Esto significa que si no hemos preparado nuestros vehículos inferiores para recibir las ideas divinas de nuestro ser superior, por más buenas intenciones que tengamos, no lograremos abrir el caudal necesario para que la energía divina se descargue sin impureza alguna. Por más energía que Dios nos envié, no estaremos capacitados para recibirla ni para controlarla apropiadamente.
Los pensamientos humanos, están lejos de parecerse a los pensamientos de la fuente superior. Esto ocurre porque las emociones inferiores, los deseos y los objetivos egoístas interfieren, y hacen que los pensamientos originales se degeneren.
La Presencia Divina siempre trata de alcanzar los átomos de la sustancia mental, emocional y física del ser humano; de inundarlo con su propia luz, de coordinar, fundir y crear un instrumento a través del cual, su luz pueda irradiar como energía iluminadora, curativa y elevadora. En el hombre promedio esta luz se manifiesta de forma titilante y no puede penetrar en todos los estratos de la mente para tocar el cerebro. Solo en tiempos raros y críticos, la luz puede llegar abajo y dar al hombre una guía y una inspiración breves e inusuales. En un hombre avanzado, esta luz penetra lentamente en toda la sustancia de la mente, y ayuda en la expansión de la conciencia.
A medida que el hombre avanza en el plano mental, se vuelve capaz de ver más claramente las respuestas que provienen del plano espiritual. A menudo le llegan destellos de respuestas genuinas de guía e inspiración, pero cuando pasan a través de la atmósfera de la mente inferior pierden su belleza, su poder, y se mezclan con las formas-de-pensamientos del bajo nivel, y se degeneran. He aquí porqué es tan importante tener una mente bien desarrollada, armonizada y controlada. El pensar real significa el fin del vivir controlado mecánicamente. Cuando la mente cesa de ser mecánica, el hombre se vuelve más autodeterminado, más autorrealizado y más sintonizado con la divina Voluntad-del-Bien.
Cada vez que la conciencia del hombre tiende a purificarse, es capaz de asimilar la luz de la fuente superior y transformarla en su propia luz. Los átomos de su mente tienen originalmente una luz opaca, pero a medida que se sensibilizan a la luz de la Presencia, se vuelven átomos radiactivos en la atmósfera mental. Este proceso iluminador se cumple a través de nuestros esfuerzos en el correcto pensar, la concentración, la meditación y viviendo una vida en armonía con el ritmo de la Presencia Interior.
De esa forma nos podemos dar cuenta que en la meditación, el pensador no somos nosotros, sino la Divina Presencia Superior que intenta alcanzarnos, e infunde en nosotros ese llamado que todos hemos sentido o sentiremos en algún punto de nuestra existencia. Y como lo dijimos en la primera parte de esta lección, la meditación es la respuesta a ese llamado interno.
Entonces, la meditación nos ayuda a formular nuestras propias formas de pensamiento con una sustancia más fina, en mayor armonía con la nota de las ideas divinas, y a crear una correspondiente vida de belleza. El pensar en perfección atraer perfección, pues como el hombre piensa en su corazón, así es él.
QUE SE PIENSA DURANTE LA MEDITACIÓN
En la meditación se debe sentir, ver o experimentar la Presencia Divina, ya sea de formas importadas o autoconstruidas. El fijar nuestra atención en la Suprema Perfección Divina, es lo que nos otorgará la llave de acceso a sus ideas superiores, pues aquello en lo que enfocamos nuestra atención, tiende a expandirse.
Si la presencia de Dios trata de alcanzarnos con sus divinas ideas, lo más acertado es abrirle el camino para que su luz pueda llegarnos sin más demora. Por esa razón, es importante aquietar cada fibra de nuestra composición física, mental y emocional, y en seguida empezar a formular ideas que se asemejen a esa perfección que desconocemos.
Como ya se había mencionado, es pertinente realizar un proceso de sensibilización, para ir desde lo más básico, hasta lo más elevado. Para empezar a generar pensamientos de perfección a gran escala, se debe empezar por sostener la atención sobre un objeto de menor escala hasta que logremos concebirlo perfecto.
Para este caso vamos a tomar como ejemplo de meditación una flor, puede ser la de tu gusto, en lo personal me gusta la forma de la rosa.
Atención: este no es un ejercicio guiado, solo es una explicación que tu deberás aprender y ponerla en marcha a tu propio ritmo cuando sea la hora de tu meditación.
EJERCICIO PARA AFIANZAR EL PROCESO DE CONTEMPLACIÓN
Los primeros tres minutos:
Cuando empieces tu meditación, siéntate cómodamente, cierra tus ojos, armoniza tu respiración, relaja tu cuerpo, aquieta tu mente y tus emociones.
Otros tres minutos:
Empieza a visualizar, como en cámara lenta, la formación de una rosa, desde la construcción de su base, la composición de sus sépalos, la formación interna del capullo, y como lentamente se va abriendo, observa como despliega sus pétalos, procura hacer conciencia de cuántos pétalos tiene en total, visualiza la forma ondulada de sus pétalos, intenta mirarla desde todos los ángulos para asegurarte de que su construcción es perfecta. Ahora, fija en tu conciencia la forma de la rosa totalmente formada. Piensa ahora en sus colores, procura que sean los colores indicados, piensa en el tamaño de la rosa, intérnate en su esencia y procura darle un olor agradable, respira ese olor que le has impreso. Trata de sentirla real, física, como si estuviera a unos pocos centímetros de tu frente. Puedes visualizarla con los pétalos mirando hacia ti, y luego con los pétalos abriéndose y brillando desde tu frente.
Otros tres minutos:
Luego de que la flor se haya formado totalmente, es hora de fijar nuestra atención sobre las cualidades que refleja. Piensa que de su belleza se desprende confianza, amor, ternura, confort, y cualquier cualidad que tu logres encontrarle. Recuerda no perder la imagen de la rosa, esa imagen perfecta debe permanecer intacta en tu mente en todo momento. No importan las distracciones externas o los pensamientos que intenten escabullirse. Si te distraes, no te instigues y no te desalientes, aleja esos pensamientos poco a poco y vuelve a la forma perfecta de la rosa.
Otros tres minutos
Luego de que hayas identificado todas las cualidades de la rosa y te hayas identificado con ellas, piensa en la finalidad de su existencia y en el propósito de dichas cualidades. Por ejemplo: Para qué servirían: la confianza, el amor, la ternura y el confort que ésta flor te han transmitido.
Otros tres minutos:
Ahora medita sobre la causa o el alma de la rosa, trata de comprender que cualquier pensamiento de belleza con que la flor haya sido revestida, no provino de ti, sino directamente de la fuente superior, donde todo es belleza. Piensa en su esencia, en las partículas mili-micro-infinitesimales que la componen. En su esencia ígnea, en su alma divina. Trata de comprenderla como un aspecto de Dios, como una extensión pequeña de su perfección. Recuerda no perder la imagen de la rosa, esa imagen perfecta debe permanecer intacta en tu mente en todo momento.
Minutos finales:
Regresa lentamente a la conciencia de tu cuerpo, armoniza tu respiración, siente el lugar donde estas sentado, mueve tus manos, tus pies, tu cuello, puedes estirarte si lo deseas. Junta las palmas de tus manos y llévalas al pecho a manera de agradecimiento por este momento de meditación. Y lentamente, abre tus ojos.
Durante los próximos siete días realiza este mismo ejercicio al menos dos veces por día. Durante los siguientes siete días, procura hacer la visualización en un grado un poco más avanzado, trata de agregarle algo más a la visualización de esa flor, trata de ponerla en un contexto igualmente hermoso, puedes visualizarla en un jardín acompañada de muchas más flores idénticas, visualiza sus cualidades, el tamaño del jardín, sus aromas, sus formas. Medita sobre sus cualidades, sobre su belleza, su paz, su tranquilidad, trata de identificarte con todas las ideas positivas que se desprendan de ese jardín. De igual manera, medita sobre la finalidad de esas cualidades, y finalmente, sobre su causa, su esencia primaria o su alma divina. Tal como se hiso con el ejercicio de la flor.
En los siguientes 7 días, ya será hora de empezar a componer nuestra propia imagen de contemplación, y a sostenerla sin interrupción alguna durante al menos 5 minutos. Ve creando tu imagen poco a poco. Tal como se hiso con la rosa desde un principio, desde que la vimos nacer hasta realizarse completamente; se debe empezar a visualizar la formación de todos y cada uno de los elementos que componen un paisaje, las montañas y sus picos nevados, el sol en el ocaso, el azul del cielo mezclado con violeta y tornasol, la pureza del aire, el sonido de un riachuelo, la frescura del ambiente, la calidez del atardecer, la belleza de los árboles, la composición y estructura de sus hojas, en fin, absolutamente todos los detalles de ese paisaje, de ese paraíso. Y a tus pies, un bello jardín, y en su centro, la flor perfecta.
Si no recuerdas que tantos elementos tiene un paisaje, puedes ayudarte de una imagen, pero la idea es que crees tu propia imagen de contemplación, ya que esta imagen es diferente para cada uno.
Sostener esta imagen perfecta por al menos 5 minutos es algo realmente complejo de lograr. En la práctica, algunos de ustedes notarán que no pueden sostenerla ni por 10 segundos consecutivos. Por eso deben practicar mucho, al final, los beneficios serán tan extensos y variados como sea su disciplina en la práctica de este ejercicio.
Si lo notaste, han transcurrido 21 días en total. Realmente este ejercicio debería realizarse no en periodos de 7 días, sino en periodos de 21 días. Para un total de 63 días. Si aún no has realizado ningún ejercicio de concentración, de los enseñados en las lecciones anteriores durante un periodo prudencial de al menos 2 meses, en este caso es estrictamente necesario que optes por ajustar tu agenda a los 63 días que dura el ejercicio.
De no hacerlo así, y saltarte estos valiosos pasos, no podrás acceder de ninguna manera a los estados de meditación profunda y de contemplación que veremos en las siguientes lecciones. Este ejercicio es básico, pero que sea básico no significa que no sea importante, ni que se pueda omitir. Quienes se saltan este proceso de sintonización, por lo general siempre obtienen los mismos pobres resultados. Muchas personas, que por desconocimiento, se saltan este proceso de sintonización, son quienes al final califican a la meditación como una técnica de relajación, y no como lo que verdaderamente es: una herramienta de construcción cósmica y espiritual.
Con el ejercicio que te acabo de enseñar, podrás empezar a establecer nuevas conexiones sinápticas que te permitirán, a mediano plazo, realizar meditación contemplativa sin ningún retraso, sin quedarte dormido, sin distraerte y sin frustrarte. Ya que el problema de muchos que pretender meditar sin una debida preparación, es justamente el desalentador y agotador cansancio emocional, el que no les permite realizar una verdadera conexión espiritual.
Si omites este importante proceso antes de adentrarte a cualquier meditación, de ninguna manera estarás preparado para recibir, asimilar y utilizar la energía que tanto anhelas para tu bienestar. Debes dejar de pensar que existen fórmulas mágicas en este camino, hacer el mal no implica ningún esfuerzo, pero vivir saturado de bienestar requiere de toda tu capacidad y tu maestría. Notarás que adquiriendo disciplina en esta práctica, podrás extender esas mismas cualidades descargadas a cualquier aspecto de tu vida, ya sea familia, trabajo, etc.
Queridos amigos de Yo Soy Espiritual, siento mucho la insistencia, pero quiero hacerles caer en cuenta de la importancia de este ejercicio si es que aún no lo han notado. Y es el hecho de que estamos construyendo una base sólida para edificar nuestro ser espiritual, estamos desarrollando nuestra capacidad de conectar con la belleza individual, para que posteriormente, nos sea posible conectar con la belleza universal. En pocas palabras: nos estamos enfocando en aspectos o formas pequeñas de belleza como una rosa y sus cualidades, para irnos acostumbrando a la presencia de esa belleza en nuestra vida, y finalmente poder conectar con aspectos o formas de pensamiento superiores.
yosoyespiritual.com
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“MUCHOS SON LOS LLAMADOS Y POCOS LOS ELEGIDOS”.
Gracias por compartir tu sabiduría con nosotros ???
Con mucho gusto Jose Juan, para servirte, un abrazo fraterno
🙂