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En esta primera parte veremos las diferencias entre magia blanca y magia negra, las cuales, corresponden al buen y mal uso de la energía a través de los centros creativos de pensamiento y sentimiento. Haremos hincapié en los medios y maneras para anular la energía destructiva, y enfocar la atención en la generación de energía constructiva.
Diferencia entre magia blanca y magia negra
Existe un puente que interconecta las dimensiones inferiores con las superiores, desde las cuales, y a través de los centros creativos de pensamiento y sentimiento, es posible atraer y manifestar cualquier cosa que se desee al mundo físico por medio del poder de la precipitación.
A este fluir de la energía a través de las dimensiones, canalizado por las consciencias humanas, podemos denominarlo como poder precipitador o magia. Todos tenemos la capacidad innata heredada por nuestro YO SUPERIOR, de llevar hacia adelante esta energía de luz y magia divina.
Para poder ejercer un control positivo de nuestro poder latente, es necesario tener consciencia limpia y aspiración pura hacia nuestra Magna, Divina y Todopoderosa Presencia YO SOY. Ya que, sin la consciencia de esta Magna Energía Superior, todo aquello que el ser humano quisiese manifestar en su mundo, no tendría el sustento divino y por lo tanto empezaría a disolverse incluso antes de haber empezado a formarse.
Los siete rayos, energías de inmenso poder divino, conforman este puente que entrelaza las dimensiones superiores con la tercera dimensión. Cuando la persona en el plano físico se inicia en los misterios de la consciencia cósmica y es instruido en el uso de estos poderosos rayos, sobre su aura se vierte este bello puente de luz, que le servirá para precipitar desde las dimensiones superiores todo aquello que el plan requiera para beneficio de todos.
Existe dos tipos de magia, los cuales se basan esencialmente en el buen o mal uso de nuestros poderes creativos. Cuando nuestro manejo energético es adecuado, podemos decir que estamos expresando magia blanca, la cual se sustenta en uno o varios de los siete rayos divinos y cuyo propósito es siempre benéfico, constructivo, amoroso y liberador de la vida en todos sus aspectos.
La magia negra por su parte, es aquella que carece de todo sustento divino, y se apoya en las mareas densas de pensamiento y sentimiento que la humanidad ha venido tejiendo a través de centurias, y a través de las cuales circula toda clase de discordia y disonancia. Seres que se adentran en estas marejadas donde habita todo aquello relacionado con los siete pecados capitales y sus derivados, consciente o ignorantemente, caen presa de su gran poder atrayente, el cual se conecta a través de los chakras desarmonizados y por los cuales fluye energía discordante que conecta directamente con esos ríos de oscuridad del bajo astral.
Los seres que lo hacen conscientemente, son quienes usan magia negra a través de la evocación de seres desencarnados, los cuales filtran a través de sus consciencias, toda clase de tergiversaciones a la verdad, tales como la hechicería o brujería, y los abusos o imposiciones egoístas que han atormentado a la humanidad siglo tras siglo. Estas prácticas nefastas los utilizan como vínculo para extenderse hacia aquellos más vulnerables o faltos de Dios, para causar molestia y pesares con los llamados ataques psíquicos.
Las fuerzas en ese plano, trabajan directamente sobre la naturaleza sensorial y las pasiones del individuo.
Lo que facilita que los trabajos de brujería, hechicería, trabajos mentales y astrales tengan resultado, son las pasiones del individuo atacado, la falta de Dios en su vida, su ambición, prejuicios, fanatismos, orgullo, vanagloria e ignorancia. Las fuerzas oscuras se aprovechan de las debilidades humanas a través de esas puertas abiertas. Penetran en el mundo de sentimientos, aura y chakras, intensificando sus pasiones hasta una condición incontrolable. Los hermanos que envían hacia adelante estos ataques psíquicos y aquellos que los reciben y no hacen nada para liberarse de esas imposiciones basadas en condiciones autodestructivas, nacen de nuevo con iguales tendencias hasta luego del segundo y tercer nacimiento.
Las entidades pueden contaminar los vehículos de una persona tanto como ella se los permita. A través de las diferentes encarnaciones y a medida que va empleando su energía de manera destructiva, una persona puede llegar a adquirir tendencias psicópatas y maniacas. Sus esferas mentales se desestabilizan y sufren deformaciones. Tal es el caso de quienes desarrollan instintos bajos que los llevan a atentar contra la integridad y la vida física de los demás. Muchos de estos hermanos se adhieren a la red psíquica de manera consciente, y son influenciados directamente por entidades que comandan sus actos.
Dichas personas pueden tardarse varias encarnaciones en liberarse completamente de la influencia de ese plano.
También puede darse el caso de usar magia negra de manera inconsciente, a través del orgullo espiritual, la vanagloria, el egoísmo. Cuando se ha caído en planos inferiores y se envía hacia adelante energía inarmónica, el efecto inevitable será que el mal fluirá sin medida ni control, afectando la estabilidad emocional del emisor y de quienes reciben. Esto ocurre especialmente con aquellos que tienen gran poder interno, pero que, al haber caído, a veces de manera sutil, utilizan ese poder para destruir, en lugar de construir.
El enviar pensamientos de carácter destructivo, como ira, venganza, inarmonía, desamor, constituyen sin duda un ataque psíquico. Dichas personas, alteradas e inconscientes, tal vez tengan la idea de que esa energía no tiene ninguna acción, pero nada en este mundo es estático, todo vibra. La energía de discordia no solo satura el ambiente y cuerpos de quien los genera, sino que se dirige sin falla hacia la corriente de vida que puede captarlos de manera sutil o en toda su plenitud dependiendo de su sensibilidad. Dichas personas no tardan en recibir el golpe de vuelta en la energía que retorna, tristemente son ellos mismos quienes propician su autodestrucción emocional. Todos somos uno; atacar a otra parte de la vida es atacarse a uno mismo.
Los ataques psíquicos inconscientes se producen a raíz odios profundos, cuando una persona o un grupo de ellas, envían pensamientos y sentimientos de rechazo, burla, desprecio, odio, ira, que afectan la estabilidad energética de aquel que los recibe. Pero, los atacantes no tardan en recibir el efecto de la energía negativa que pusieron en marcha, la cual, en su retorno, arremete ferozmente sobre sus vehículos sutiles, bloqueando sus principales centros generadores, especialmente los superiores. Los inconscientes dirán, me desahogué, y ya está, pero con la misma fuerza que envío hacia adelante esa energía, así tal cual habrá de retornar, ya que, sin importar su nivel de comprensión y aceptación de las leyes superiores, estas siguen su acción natural. Es como la ley del péndulo, con la misma fuerza que se lanza, así mismo regresa.
Si ustedes, especialmente los más sensibles, sienten haber sido atacados por sentimientos destructivos provenientes de cualquier dirección, perdonen y liberen, y habrán eliminado allí mismo toda la fuerza destructiva que esa energía iba a generar en ustedes y en quienes la enviaron. Es dharma en acción, el corte de las cadenas que querían atraparlos. Tal vez cosa de años reducida a unos pocos minutos de aplicación.
Las entidades del bajo astral son astutas, y están alerta para aprovecharse de las almas más puras y poderosas cuando estas bajan la guardia. Bajar la guardia significa dejarse llevar por sentimientos inferiores, alejarse de Dios, y darle cabida a la discordia. Y no hay nada que estas entidades disfruten más, que aprovecharse de almas de gran capacidad interna. Lo bueno de ser instruido en estos conocimientos y haber tenido experiencia previa usando la energía positivamente, es que, salir de esos estados es, o debería ser, más sencillo.
Cuando consciente o ignorantemente se trabaja o estimula caprichosamente los chakras inferiores, desconociendo la actividad de los chakras superiores que se conectan con nuestros cuerpos superiores, podríamos caer en esos estratos bajos de la cuarta dimensión. Es decir, que se puede caer voluntaria o ignorantemente.
Dentro de la cuarta dimensión hay siete estratos, en los más bajos, habitan aquellos seres cuyas acumulaciones a lo largo de los siglos y las edades, están llenas de toda la acumulación de lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia, soberbia y sus derivados. Esa nube densa de energía mal empleada, no liberada y estancada en las profundidades de la cuarta dimensión, impregna al planeta desde su superficie hasta varios miles de metros de altura. Y es allí donde operan estos hermanos que se dedican a prácticas nefastas, para ejercer control y dominio sobre aquellos que no ven ni oscuridad ni luz ni encuentran un camino específico, aquellos que viven en el mundo de las apariencias, aquellos que se dejan llevar por el placer de sus sentidos para su satisfacción personal.
Origen de la oscuridad astral
En la lección 24.1 hablamos de la caída de la humanidad. Comentábamos que, a raíz de las repetidas transgresiones a la ley del amor que se suscitaron a partir de la caída de la tercera raza raíz, los amados elohims y arcángeles, quienes en ese momento ocupaban el cargo de directores planetarios, observando la densa nube de discordia que envolvía a la raza, en un acto de misericordia, encarcelaron, encerraron y aprisionaron el mal que impedía la comunicación de las esferas superiores con las inferiores. Toda esa efluvia, esa disonancia y apariencia de toda discordia, fue sellada en las profundidades dimensionales del primer escalón de la cuarta dimensión.
Esto permitió que los seres nacientes tuviesen una mayor oportunidad de desarrollo dentro de atmosferas relativamente más limpias. “El bajo astral”, es al que se ha denominado como “el infierno”.
Toda mala palabra, todo acto que lleve hacia adelante energía de prepotencia, de intolerancia, de odio, de ira, de pasiones corruptas, todos aquellos horrores que por cuenta propia cada ser humano ha elegido emanar a través de sus centros creativos, y que por ignorancia e incomprensión no haya trascendido, forman canales que interconectan nuestra consciencia con ese plano frio de los sentimientos de oscuridad en las profundidades más densas del plano astral.
Todos, hemos contribuido en cierta medida a que ese lugar exista. El cielo y el infierno están aquí mismo en la tierra, por supuesto, pero en dimensiones paralelas con las cuales podemos conectar dependiendo de nuestro estado interno. Y a pesar de todo lo que hemos dicho y diremos en esta lección, es mucho más sencillo conectar con los planos superiores donde habita la luz, que traspasar la densa barrera de sentimientos humanos y penetrar hasta esos ámbitos oscuros de la cuarta dimensión.
Toda la discordia que observamos en el mundo, el hambre, las injusticias, el desamor, no son sino el mero reflejo de ese mar de oscuridad que hemos tejido. Como todo atrae más de sí, el bajo astral no tardó en llenarse de aquellas almas que por libre determinación se negaron a comparecer ante el tribunal kármico y decidieron vivir en el dolor, en el lodo y penumbra que, habiendo sido parte de un paraíso, a medida que avanzaban los siglos, fue convirtiéndose en un pantano de oscuridad.
Seres de altísima evolución, de gran poder y capacidad interna cuyo propósito era ayudar, pero dejándose llevar por el deseo de poder y dominio sobre los demás, cayeron. Y siendo aprisionados también dentro de dicho plano, han reinado desde entonces como dirigentes de las tinieblas, creando formas distorsionadas de todo tipo, y con las cuales una buena porción de la humanidad descarriada se identificó, contribuyendo a consolidar un estrato donde solo se halla el mal.
En este momento de sobrepoblación, en donde todas las almas que por temores o diferentes razones no habían asumido una forma de carne, están naciendo, incluso aquellas almas rezagadas en los ámbitos profundos de la cuarta dimensión. Actualmente se vive un incremento en la vibración de nuestros cuerpos y en toda la tierra. Por eso existe una tendencia a experimentar mayor ansiedad, y dolores de cabeza en aquellos seres que, habiendo sido preparados para recibir más luz, no están haciendo el esfuerzo suficiente para alejarse del mundo de las formas y enfocarse en la luz de Dios. Aquellos dones intuitivos que son los vestigios de un poder que algún día tuvimos llamado telepatía, están volviendo paulatinamente en una gran cantidad de seres, especialmente en aquellos más jóvenes o que recién llegan a la encarnación.
Dichos seres han sido y serán preparados en los diferentes ámbitos de la vida para ofrecer un servicio de ayuda energética a los demás. Muchos de ellos, por la confusión y aceleración de los tiempos actuales, tendrán temores, dudas profundas, pero eventualmente levantarán la cabeza y se volverán hacia la luz divina que se haya en todos los seres, prestando ayuda y colaboración en los diferentes aspectos de la vida para el bien de todos.