Sentirse digno es esencial para poder atraer aquello que se deseas. Es una cuestión de sentido común. Si no tienes la sensación de merecer algo, ¿por qué te lo va a enviar la energía divina que está presente en todas las cosas? Así pues, tienes que cambiar y saber que tú y la energía divina son una sola esencia, y que es tu temor el que se confabula para impedirte utilizar ese divino poder en tu propia vida.
Por eso, llénate de inspiración.
• Practica hacer aquello que te guste, y procura que te guste lo que haces cada día. Si vas a hacer algo, concédete el beneficio de no quejarte y, en lugar de eso, muestra cariño por esa actividad. Tu lema aquí ha de ser: «Me gusta lo que hago, y hago lo que me gusta». Eso te llenará de inspiración y te proporcionará literalmente el entusiasmo para ser un receptor digno de la gracia de Dios.
• Haz todos los esfuerzos posibles por eliminar de tu vocabulario y de tu diálogo interior los hábitos internos de pesimismo, negatividad, juicio, quejas, resentimiento y crítica destructiva. Sustitúyelos con optimismo, amor, aceptación, amabilidad y paz como forma de procesar tu mundo y a las personas que hay en él.
• Cuando te sientas tentado de retroceder hacia hábitos de pesimismo, recuerda que esa es la energía que estás enviando al mundo, y que con ello transmites un mensaje que bloquea la energía que te devolverá lo que deseas. Si estás lleno de negatividad, te encontrarás desequilibrado y tus resentimientos indicarán que no te sientes digno o preparado para aceptar la energía amorosa que deseas.
• Procura encontrar cada día un momento de tranquilidad para erradicar los sentimientos de indignidad. Ese tiempo de oración o meditación, o de experimentar simplemente el silencio, alimentará tu alma y eliminará finalmente todas las dudas que puedas abrigar acerca de no merecer el ser beneficiario de la abundancia del universo.
• En la medida de lo posible procura rodearte de cosas bellas.
• Abandona tu necesidad de tener razón y de ganar; en vez de eso, sé amable, y pronto conocerás la bendición de la paz interior. Recuerda que tu yo superior sólo desea la paz para tu alma. Al practicar la amabilidad, la paz aparece inmediatamente. Al estar en paz contigo mismo y con tu mundo, sabes que eres un digno receptor de todo lo que se cruza en tu camino. Y entonces empezarás a confiar en la energía que aporta a la realización de tus deseos.
• Si te encuentras en un estado de confusión y, en consecuencia, te preocupa ganar o perder, te hayas a merced de tu propio temor al que le encanta la confusión. Toda esa confusión interna hace que te cuestiones a ti mismo y tu valía en comparación con otros. Y eso trae consigo la duda acerca de si eres o no digno de recibir y manifestar lo que deseas.
• Ponte la meta de ser cada día amable con los demás, al menos una vez, y extiende ese mismo privilegio hacia ti mismo tanto como te sea posible.
• Recuerda que la preocupación y el temor se transfieren a tu fisiología, y tu yo físico se verá desequilibrado por estas emociones.
• Empieza a considerar el universo como un lugar amistoso, antes que enemistoso. Empieza a llamar «lecciones de aprendizaje» a todas las heridas de tu vida. Deja de verte condicionado por esas heridas y te convertirás en una luz para tu vida y la vida de los demás.
• Desvincúlate de la actitud de que este mundo es maligno, está lleno de gente mala, y empieza, hoy mismo, a buscar el bien en la gente con la que te encuentres. Recuerda que, por cada acto de maldad, hay millones de actos de amabilidad. Y que este universo funciona con la energía de la armonía y el equilibrio.
• Inhala para absorber energía positiva y elimina de tu mente y de tu corazón la idea de que eres una víctima. Toda vinculación con tus traumas crea una toxicidad celular en tu cuerpo y un envenenamiento espiritual en tu alma.
Repítelo una y otra vez, hasta que quede bien grabado: «yo soy digno de la abundancia infinita que hay en el universo».
De esa manera serás consciente de tu yo superior, confiarás en ti mismo y en la sabiduría divina que te ha creado.
Pronto te encontrarás merecedor de atraer y manifestar todo aquello que deseas.
Wayne Dyer
Hola. gabriel, en un comentario dijiste que la gran mayoria de visitantes a tu pagina eran mujeres, pienso que es verdad, seremos mas curiosas o somos mas espirituales que los hombres. En fin te agradezco mucho la forma simple y didactica de enseñar Metafisica, me gusta mucho tu estilo y gracias x compartir.
Así es Rosa, la gran mayoría de visitantes son mujeres. Son más sensibles a la radiación de este conocimiento. Saludos
Mil gracias
Bendiciones
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Gracias!!
Marianela Dcesare Sanchez Mariana D’Cesare Luis Dcesare
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