En el establecimiento de la corte interna de Sanat Kumara, se diseñaron ciertos cargos para ser canales a través de los cuales las Energías Divinas pudieran fluir y ser dirigidas hacia manifestar efectos definitivos, específicos y constructivos. En el principio, no habían miembros de la raza humana en esta corte. Todos los cargos eran ocupados por los empeños voluntarios de Seres de otras esferas. Gradualmente y trabajando únicamente con Amor, Sanat Kumara pudo magnetizar el interés de las almas de ciertas corrientes de vida para asistir en el gobierno de este mundo desde un punto de vista interno, y estos cargos fueron ocupados sucesivamente por varios seres.
Me gustaría traer fuertemente este punto a la atención de ustedes, ya que la cualidad de mensajero no se provee para el mensajero, es un cargo en el cual se coloca una corriente de vida con los potenciales necesarios, quien podrá ejercer dicho cargo y a través de graduación —o retrogresión— abandonar ese cargo por otro. Por encima del Cargo de Señor de Señores, se yergue la Guardiana Silenciosa quien, para este planeta, es la autoridad suprema. El cargo inferior a éste lo ejerce el amado Sanat Kumara. Los amados Manús, el amado Buddha, el Señor Maitreya y Yo servimos con Él, seguidos de los siete Chohanes de los Rayos.
Aún en Mi posición, al solicitar el honor de convertirme en el actual MaháChohán, Yo no sabía si habría de satisfacer los requerimientos. La esfera de influencia de un ser que ocupa un cargo es una gran Esfera de Luz, y la longitud del Rayo de Luz desde el corazón que llega a la periferia de esa esfera en toda dirección, es determinada por el momentum y presión de Luz de la corriente de vida, que se construyen a punta de contemplación y, luego, de acción. Cuando, en Mi caso — pidiéndoles mil perdones por hacer una referencia personal, la cual no pretende más que aclarar la cuestión— se Me dio la oportunidad de entrenarme de manera que cuando el MaháChohán que Me precedió desocupara el cargo, uno de Nosotros pudiera ser escogido, Yo no sabía si el rayo de Mi propia Luz llegaría a la periferia de la esfera de influencia requerida para ser un Santo Confortador para toda una evolución —angélica, humana, elemental, animal, vegetal, mineral— así como también a lo Divino.
¿Saben? Muchas veces, después de que Mi ilustre predecesor había partido para disfrutar de un concierto o de una conferencia, Yo me metía en Su aura y de la misma manera que un niño se pararía en la punta de los pies y trataría de tocar el techo, asimismo Yo me esforcé, con Mi luz, de tocar la periferia de Su esfera de influencia, a sabiendas que Mi confort tenía que ser el Control Maestro de toda vida en esos reinos. Ustedes han visto a un orgulloso padre marcar la altura de un niño contra la pared —esa es la manera que Yo utilizaba para medir Mi Luz cuando por primera vez estuve en esa esfera de influencia. Mi máximo empeño, confortar a la vida, era como el de un niño de cuatro años de edad en comparación con la capacidad de un Cristo, y al regresar a mi aposento, pensé: “¡Nunca lo lograré!” Un ser vino a Mí, era el amado Buddha, y Me dijo: “Hijo mío, si vas a crecer para llenar esa gran esfera de influencia, tienes que comenzar por QUERER confortar la vida, sin importar si calificas o no; y ese gran deseo dentro de ti te elevará hasta que seas la realización de la necesidad.”
Resulta extraño cómo apenas una palabra traerá de vuelta una memoria, un momento que conocen tan bien, y noten que yo había ascendido y estaba viviendo en el Corazón de Dios, asociándome con seres libres. Sin embargo, recuerdo ésa, recuerdo donde estaba sentado, recuerdo el sonido de Su voz, y recuerdo viéndolo alejarse por los árboles —y tomé entonces Mi decisión en cuanto a que para nada importaba si resultaba escogido o no, pero mi energía de allí en adelante en tanto tuviera un corazón palpitante, sería dedicada a CONFORTAR LA VIDA, y nunca regresé a medir Mi altura espiritual hasta que llegó la noche en que Sanat Kumara Me dio el pergamino, y Yo me arrodillé frente a Él y me convertí en el representante del Amor de Dios. Observen bien Mis palabras —REPRESENTANTE DE SU AMOR— ya que una vez que el hombre o el Mensajero se siente a sí mismo en vez del Amor de Dios como la acción de la Ley, habrá cerrado la puerta a la Gracia del Cielo.
Se Me ha asignado un tiempo limitado para hablarles, ya que la energía que les doy acarrea una responsabilidad por lo que ustedes harán con ella, por lo que la mido bien. Mido el contenido del Boletín, no sea que la Ley Cósmica exija demasiado de quienes lo lean. Mido el contenido de Mi mensaje —tanto hablado como escrito— de acuerdo con sus tractos digestivos espirituales, su poder de asimilación y su capacidad de actuar, pero vendré una y otra vez, y SEPAN POR EL PODER DE LA VIDA que cada uno de ustedes llenará esa esfera espiritual en la que cabe su corriente de luz. Les doy Mi bendición y Mi Amor.
Diario del puente a la libertad del Mahá Chohan
