De nuevo me inclino esta mañana ante la exquisita Corriente de Luz electrónica que fluye constantemente tan gozosa y feliz, desde el corazón del mismo Gran Sol Central, dentro y a través de vuestras formas humanas, los cuales contienen dentro de sí mismo todos los potentes poderes que el hombre ha llamado “Maestría sobre las circunstancias”.
Contemplando la forma y esencia de esta Luz pura, a medida que la misma fluye al individuo, la cual luce como billones de cuentas de Luz enhebradas, haciendo un río de substancia electrónica; se suscita el deseo en mi corazón (Así como en el de todos aquellos que atestiguan la entrada de la Luz de Dios en el cuerpo), que podamos comunicarles el confort, el conocimiento y el poder que yace dentro de vuestra propia Luz, para satisfacer todas vuestras necesidades y no obstante, este gran río de fuerza fluye a través de vosotros sin ser reclamado la gran mayoría de las veces, llenando el aura de cada día con nada, con insignificancias.
El gran mundo de la ciencia ha dicho (Si es que se pudieran construir máquinas lo suficientemente poderosas como para triturar el átomo) que con la energía así liberada, bastaría con una diminuta molécula para empujar un gran barco de pasajeros de un lado a otro del océano y sin embargo; en el transcurso de un segundo, cada uno de vosotros recibís dentro de vuestro propio corazón (Sin reconocer este hecho), muchos incontables billones de estos átomos que circulan por el Universo sin ser usados; ya que, el hombre todavía no ha aprendido nada sobre el poder que yace dentro de su propia Corriente de Vida, exactamente como una naranja que descansa sobre una mesa sin ser tocada una nuez de la cual la semilla no ha sido extraída. Uno podría sentarse por días con estos dos artículos alimenticios al alcance de uno, sin gozar la suculencia del uno de la nutrición que yace dentro del otro, a menos que se haga un esfuerzo para desvestir el ropaje que cubre sus esencias.
Lo mismo pasa con vuestra preciosa Luz. En el momento en que nacéis en este mundo, vuestro propio Ser Crístico acuerda aceptar el prana substancia del aire y acepta la responsabilidad por toda la cantidad de dicha “substancia” que habréis de usar en el curso de una Vida. También; desde el momento de vuestra primera inhalación, los poderes y seres del aire se convierten en vuestros sirvientes; los seres que se ocupan del sostenimiento de la Tierra, os suministran alimentos y nutrición para vuestro cuerpo; el Sol brillante os ayuda a ejecutar los actos de vuestro diario vivir y los elementos del agua os suministran vuestras abluciones, así como también os dan los refrescos necesarios para vuestros cuerpos internos. Todos estos seres elementales hincan sus rodillas ante el trono del Uno, de quien todo ha emanado y que insufla el primer aliento dentro de las fosas nasales del recién nacido; poniendo los éteres akáshicos en movimiento. ¿Acaso pensáis que es por gusto que edad tras edad, eón tras eón, la humanidad haya sido así servida y no obstante no haya dado señales de estar dispuesta a aceptar la responsabilidad de usar estos poderes de la naturaleza, sin que de alguna manera; contribuya aunque sea impersonalmente, al progreso del planeta y de la raza?
Al terminar vuestra Vida terrena, mis Amados; soy Yo, Yo mismo quien toma el último aliento de vuestra nariz, cuando vuestra Alma da la señal de que ya habéis vivido lo suficiente en este “valle de lágrimas” y que desean una cesación del karma de vuestra propia hechura para que podáis recibir Luz desde los soles del cielo y prepararos para regresar de nuevo a llevar a cabo vuestro Plan Divino.
Me he encontrado con vosotros cientos y cientos de veces, vuestra Alma empuñando en sus cansadas manos las gavillas de su propia cosecha (Lastimosamente pequeñas en la mayoría de los casos) y aún Yo, que con mi Energía he sostenido vuestro viaje por la Tierra, debo reprimir un sentimiento de desánimo (Si una cualidad de este tipo pudiera ser expresado en nuestro ámbito), al ver un Alma así de angustiada… Por lo tanto; es mi trabajo una y otra vez el de llamar vuestra atención sobre el poder que yace dentro de vuestra corriente electrónica de Luz, la cual es vuestro latido del corazón. Esto no lo tenéis que buscar en el exterior de vosotros ya que, dentro del latido de vuestro corazón está vuestro poder precipitadora través del cual Yo mismo, he manifestado la gloria de cada día que pasa.
En el corazón de los Retiros, cuando hacemos énfasis en la filosofía de “Conócete a ti mismo”; esto no quiere decir que tenéis que ahondar en las diversas doctrinas del día, lo cual sólo resultaría en la manufactura de capa tras capa con los que la gente ha cubierto el ser externo en esta octava; aunque si pretendemos que os familiaricéis con esa exquisita Corriente de Vida y Luz, mediante el cual alcanzáis vuestra Maestría.
Electrones – Amado Mahá Chohán, Santo Aeolus