Amados hijos en el Sendero, que caminan por el monte del logro hacia su meta:
Los chelas que han encontrado el Sendero son aquéllos que han elegido interiormente apartarse de la lenta evolución de las masas, y dispararse por la ladera de la montaña en su búsqueda de la Verdad.
Durante un tiempo parecen viajar solos, y a menudo lamentan la intrepidez que impulsó su separación de la aparente seguridad y compañía irresponsable de las multitudes. Pero tarde o temprano se encuentran con otros caminantes inspirados por el mismo impulso, y por razones de seguridad, los peregrinos se agrupan, eventualmente uniéndose a otras caravanas orientadas al mismo viaje hacia arriba.
El Sendero a la Maestría es empinado. La expansión de la conciencia es la primera ocupación de cada viajero. A menudo es un esfuerzo sobrehumano llevar el cuerpo físico a alturas mayores – con el constante tirón y clamor del ser externo que capta la atención.
Podrá darles algo de consuelo, amados hijos, saber que los viajeros en el Sendero nunca están completamente solos. Incontables ángeles sobrevuelan incesantemente sobre ellos, eliminando muchos obstáculos que resultarían casi impasables a los pies cansados; dando coraje e inspiración en los momentos críticos cuando se enfrentan a una crisis repentina.
Cuanto más alto asciende el viajero, tanto más delgada se vuelve la atmósfera, y el Monte del Logro no es una excepción a esta regla. De ahí que les haya dado el conocimiento de los Fuegos de Purificación, el uso de los cuales vuelve más livianos a los cuerpos internos y elimina la mayoría del karma. También tenéis la ventaja de la protección, el cuidado y la instrucción de aquéllos que hace rato llegaron a la Cima, y que ahora están ocupando Sus Energías en ayudar a sus “hermanos más jóvenes” a alcanzar la meta anhelada.
Amados Míos, practiquen el hábito de escuchar a la voz interior, en vez de al babélico caos externo.
Quisiera repetir, Mis amados, que el Sendero que conduce a la Maestría es el sendero de rendición, sí, de todas las cosas y personas que pudieran ser obstáculos a este logro. El chela – en paz, bondad y uni-puntualidad – tiene que hollar el sendero solo. Tal como insinuara Jesús, la gente del Reino del Cielo son nuestros amigos – todos los demás no son más que fantasmas que entretienen nuestra atención y nos impiden pasar por la puerta y entrar al Reino.
Amados hijos, permítanme asegurarles que este Sendero aparentemente empinado y estrecho lleva a la Liberación última, lleva a la paz, al contentamiento y al servicio a todos. Son pocos los de externo pensar y sentir que lo encuentran. Mi amor y gratitud, amados compañeros viajeros en este Sendero Sagrado, los envuelve en cada momento del Camino.
Amado Mahá Chohán. “Boletines Privados de Thomas Printz”