Cada Corriente de Vida que pertenece al planeta Tierra, tiene la misma Fuerza de Vida fluyendo a través de sí y es el recipiente de las múltiples bendiciones del Dios Padre- Madre. Es la calificación de la Esencia de Vida que fluye a través del individuo lo que cambia la acción vibratoria y lo que hace de cada uno un Centro irradiante para los diferentes regalos de una Fuente suprema, de acuerdo con el Rayo o Rayos con los cuales él tiene afinidad. Todo esto se encuentra en el lado positivo del “Libro Mayor”.
Pero el hombre, a través de su escogencia por libre albedrío en cuanto a sus experimentos con Energía, ha escogido a través de las edades, mal calificar esta Santa Fuerza de Vida con imperfección, estampando la Energía que fluye por él con negación. Si no le permitía a la Energía que se vierta en el Universo de acuerdo a las intenciones de Dios, estáis imprimiéndolo con un patrón negativo o imperfecto. Cualquiera que no califique constructivamente la Energía de Dios está rechazando los regalos de una Fuente Suprema y añadiendo al efluvio masivo del Planeta Tierra.
Vosotros no podéis instalar en el proyector de cine, un rollo de película que tomasteis, digamos en un viaje a Hawái, esperando que al proyectarlo, salga otra excursión que realizasteis a un lugar distinto. Ese rollo de película, tiene grabado los eventos sobre los cuales enfocasteis la cámara durante dicho tiempo específico. Lo mismo ocurre con la Esencia que está fluyendo constantemente a través de vosotros: Imprimís sobre ella, lo que estáis pensando y sintiendo en un momento dado y esto queda grabado en vuestros vehículos internos. Sin embargo, a través de la acción misericordiosa de la Ley espiritual, podéis transmutar mal calificaciones previas, para que no sean grabadas una y otra vez en vuestros vehículos y convertiros así en conductores de los regalos del Dios Padre-Madre, para realizar esa parte del Plan Divino que habrá de ser vuestro regalo al Universo.
Os aconsejo que ahora califiquéis la Sagrada Esencia de la Vida con Perfección en todo momento, añadiéndolo al depósito de vuestro glorioso Cuerpo Causal; al construir cada día, cada hora, un Momentum de la Virtud de la Deidad.
