Veamos un poco de historia acerca de lo que significa la segunda muerte:
El yo externo que avanza por el universo en búsqueda de Dios, aumenta su Luz de acuerdo al uso de la energía en cada vida sucesiva, o aumenta la acumulación de las sombras que forman el karma del futuro.
El propósito del contacto con el Maestro es el de incrementar la “sed” del yo exterior por la Luz Espiritual, de manera que mediante la aplicación consciente, un día la Chispa de Luz se convierta en Llama, y se logre el Segundo Nacimiento.
La Cavidad en la cual está la Chispa de la Divinidad está ubicada en una célula anaeróbica, la cual está sellada.
El yo personal debe proveer una atmósfera de Luz antes de que se pueda quitar el sello y, en Su primer contacto con el Ámbito Tridimensional, se encuentre la Chispa en una aura protectora de esencia espiritual (de naturaleza idéntica a la suya), siendo así expandida hasta llegar a ser Llama en vez de extinguirse.
El nacimiento prematuro del cuerpo físico resulta, por lo general, en que el bebé nace muerto. El Nacimiento espiritual es, igualmente, un momento sumamente delicado y se realizan toda clase de esfuerzos para prevenir una manifestación como esa, cuando el nuevo Cristo es descargado desde la tumba (célula anaeróbica).
A lo largo del viaje del alma, desde el principio de los tiempos, la Chispa de la Inmortalidad ha sido mantenida dentro de esta Cavidad, de manera que no importa cuán oscuras se volvieron las sombras, éstas no podían tocar a este Fuego Inmortal. Sin embargo, una vez que se ha quitado el sello y que el Espíritu del Fuego es liberado, la corriente de vida o se vuelve inmortal o experimenta la Segunda Muerte. Ustedes ven, entonces, que no se puede quitar el sello a la ligera, y que se le confía al alma la provisión y el mantenimiento de la atmósfera necesaria para el Fuego Sagrado (el don o regalo original del Creador), el cual, emitido a través del yo exterior, es la vida y Luz por la cual el ego se desenvuelve, pero que nunca se combinan con sus actividades en la totalidad.
La cavidad pulmonar es como una bóveda excavada en la roca. En su centro está el Santuario (corazón) donde mora el Santo de los Santos, una Chispa de Divinidad que contiene la motivación, la inteligencia, y el patrón de grandeza futura.
El yo personal (mediante los centros de pensamiento y sentimiento) puede llenar la atmósfera del pecho con cualquier cualidad que desee. Pero, hasta que conscientemente no provea una atmósfera espiritual (como la del Reino del cual vino la Chispa), la Sabiduría de la Vida no permitirá que el Fuego de la Corriente de Vida entre en contacto (y se convierta en uno) con la representación externa, ya que éste es delicado en extremo y regresaría a la Cuarta Dimensión de no encontrar un elemento natural en la corriente de vida con la cual corresponda su vibración.
Si esto pasa, en lo que concierne al ego personal el resultado, entonces, es la Segunda Muerte.
A medida que el yo externo (mediante aplicación, devoción, adoración y oración) comienza a cambiar la atmósfera que rodea a la Chispa de Divinidad dentro del corazón, dicho cambio es una señal para los Observadores Espirituales de que dicho individuo está preparado para recibir la ayuda del Maestro en preparación para el Segundo Nacimiento. Las experiencias de la Vida, entonces, son todas dirigidas hacia ese desarrollo “prenatal”, y todos los Cielos cooperan en la preparación para un nuevo Nacimiento Cósmico.
Al mismo tiempo, la Chispa de Divinidad comienza a tomar la forma del Cuerpo Mental Superior dentro de la pequeña célula en que vive (de una manera bastante similar a como toma forma el cuerpo físico en el útero de la madre), y crece hasta convertirse en una diminuta aunque perfecta figura del Ser Crístico. Esto se menciona en las Enseñanzas Espirituales antiguas como “el hombre pequeño, no más grande que el pulgar” que vive dentro del corazón.
Para los dormidos, la Chispa Espiritual es como una llama pequeña y sin forma; para aquellos que están esperando el Segundo Nacimiento, ésta es un Ser perfecto, no obstante de tamaño infinitesimal.
Cuando la atmósfera del alma ha alcanzado una cierta cantidad de Luz, y la periferia de esta atmósfera (que es el aura emocional o de pensamientos y sentimientos) ha sido probada una y otra vez para detectar puntos débiles y roturas (no sea que los vientos de la adversidad penetren después de haber sido liberado el pequeño Ser Espiritual), entonces se da lugar a la iniciación final del individuo.
A veces lograr esta iniciación toma años, al ser cada fuerza externa atraída y enfrentada a la luz evolucionante del alma, en vista de que Dios-Padre no otorga Su Llama a la ligera para ser puesta bajo la tutela de ningún ser espiritual.
Cuando se determina que la corriente de vida está lista, estando preparado el Iniciador, se abre la célula anaeróbica y el Nuevo Ser Espiritual entra en la atmósfera preparada de Pureza Espiritual, en donde, al no experimentar ninguna conmoción en su Esencia (dada la similitud de radiación) pronto comienza a expandirse con un Ímpetu Cósmico, acumulando sobre Sí las actividades restantes del yo exterior. De esta manera se hace manifiesto un Ser Divino, y la Llama es Su Vestidura.
Si en este momento crucial la atmósfera del mundo sentimental del individuo no está lo suficiente pura o armónica, la Llama podría ser despabilada (apagada, en lo que concierne a su Expresión Tridimensional), y a dicha personalidad se le negaría permanentemente otra oportunidad de redimirse a sí misma. La Presencia YO SOY no volvería a enviar jamás otra Chispa a través de alguien así, y el resultado sería lo que el Mundo Espiritual ha definido como La Segunda Muerte. En algunas ocasiones en el pasado, al estar todas las fuerzas siniestras presentes en una iniciación así, desafortunadamente ha ocurrido esto.
Pero, en las postrimerías de 1.897, SE NOS ASEGURO QUE NO VOLVERIA A HABER “SEGUNDAS MUERTES”, Y, AUNQUE EL PROCESO DE EVOLUCION ESPIRITUAL ES MAS LENTO, ÉSTE ES ABSOLUTAMENTE SEGURO Y LA INMORTALIDAD ESTA ASEGURADA POR DIOS PARA CADA CORRIENTE DE VIDA RESTANTE QUE PERTENECE A ESTA TIERRA.
Este fue el servicio particular de Koot Hoomi a la Vida, por el cual el Dios Universal de los Dioses le bendiga por siempre, y por lo cual los beneficiarios inconscientes deben, algún día, ofrecerle su gratitud consciente en una raza mucho mejor y más perfecta.
El Mahá Chohán – Pablo el Veneciano
Tomado del libro: Los Maestros Ascendidos escriben el Libro de la Vida