Concentremos ahora nuestra atención sobre la Gran cisterna de Luz universal. Esta Poderosa Fuente no tiene forma, pero si lo tendrá cuando sea invocada y aceptada por la Presencia YO SOY, exactamente como lingotes de oro o rollos de tela. La Presencia YO SOY individualizada de cada Corriente de vida atrae lo amorfo a voluntad… ya que la Voluntad de Dios nunca niega a la Presencia de ninguna Corriente de vida. Tan pronto como la energía es aceptada por la Presencia individual, la responsabilidad de lo que se hará con dicha energía es adjuntada a la Corriente de Vida y dicha energía amorfa es entonces marcada con el “sello”- el patrón electrónico – de la identidad individual de uno, exactamente como una marca de fábrica es impresa sobre bienes materiales. Cada Presencia tiene un patrón diferente para que no haya ninguna confusión con los Registros internos de la Ley universal… y de todas las Almas que pertenecen a la raza humana, no hay dos iguales (similar a la nota tonal, uno por cada uno).
La energía atraída desde el Universal, lo cual para que sepáis, es algo voluntario; es estampada con vuestro patrón. Ella entonces baja al uso de la personalidad humana, que la dispensa libremente, en pensamiento, palabra y sentimiento.
El ser personal no ve dicha energía como tampoco ve la marca de propiedad sobre ella y siente que puede impulsarla indiscriminadamente hacia adelante sin tener que rendir cuentas al respecto. Sin embargo, cada pensamiento-forma y cada actividad del ser externo lleva dicho sello, lo cual innegablemente identifica a la energía con la persona que la atrajo, que la calificó y la envió hacia adelante. Esta se mueve en un círculo y retorna a su fuente para ser redimida (si acaso ha sido mal calificada), trayendo con ella más de su clase. Si fue emitida para un buen propósito y en armonía, trae de vuelta su igual… y viceversa.
Bendito es el individuo que envía su energía hacia adelante calificándola con BIEN, ya que la corriente de regreso llenará su mundo con los regalos que vienen de los ámbitos celestiales.
Electrones – Amado Mahá Chohán, Santo Aeolus