El cerebro necesita un “baño de Luz” todos los días. Esa Luz Dorada que lo recorre nunca solo lo influye de manera armoniosa, para iluminarlo y perfeccionarlo. La estructura mental común opera apenas con una fracción mínima de su capacidad, y es precisamente la Luz la que abre las compuertas a una memoria viva y a una comprensión clara, serena y alerta. Cuando se visualiza la actividad de la Luz Dorada en el cerebro y en el corazón, se produce un tratamiento que despierta la Memoria Divina y permite el acceso consciente a la Verdad que habita más allá del razonamiento humano limitado.
La falta de claridad mental no es más que una ausencia de Luz. Allí donde la Luz ingresa, se disuelven los nudos de confusión, las ideas ajenas, y los patrones humanos. Visualizar esta radiación dorada fluyendo por la coronilla y bañando las células cerebrales es tan necesario como lo es bañar el cuerpo físico con agua. La Luz refresca, purifica y energiza, restaurando el orden divino dentro del cuerpo mental.
En la práctica meditativa, puede comenzarse por visualizar un sol dorado por encima de la cabeza, y luego envolviendo la cabeza, cuyos rayos descienden suavemente y se vierten sobre el cerebro. Esta sustancia de luz entra a través del centro coronario y llena el cráneo con radiación inteligente. Esta acción es real, y su efecto es gigantesco en la expansión de la comprensión interna, en la rapidez para discernir la verdad, y en la paz que se establece dentro de los cuerpos.
Pero la acción más profunda ocurre cuando esa misma Luz Dorada desciende al corazón. Allí se ancla como una Llama viva que late dentro del centro cardíaco. Esta Llama es parte de la estructura interna del ser, y representa la Sabiduría que guía sin palabras. La radiación dorada, una vez establecida en el corazón, mantiene aquietado el vórtice de sentimientos humanos hasta que finalmente lo disuelve, y toda la energía queda bajo el comando del Cuerpo Mental Superior o santo Ser Crístico.
Antes de practicar se puede emitir del siguiente decreto con armonía: Magna Presencia YO SOY, ilumina mi cerebro con tu Luz Dorada Inteligente. Ilumina mi corazón Tu Llama de Sabiduría y discernimiento iluminado, y permite que mis cuerpos se vuelvan autoluminosos dentro de tu Radiante Perfección.
No es necesario forzar la mente en esta práctica. Al contrario, cuanto más se relaja el estudiante, cuanto más suave es su concentración, más profundamente ingresa la Luz. Es como abrir una ventana para que entre el sol. Esa energía dorada trabaja por sí misma, elevando y perfeccionando todo lo que toca.
Cuando esta actividad se realiza con ritmo constante —idealmente al iniciar y terminar el día— se establece un campo de protección que mantiene el estado de serenidad y claridad durante las actividades externas y el sueño. Las decisiones se vuelven más acertadas, las relaciones humanas más armónicas, y las reacciones impulsivas comienzan a desvanecerse.
La Luz Dorada es un instrumento real, un agente viviente de pura sustancia de la misma Presencia YO SOY y de los Maestros Ascendidos que transforma la conciencia humana en una conciencia de luz.
Gabriel Silva