La facultad de vuestra atención es una actividad del Fuego sagrado, un poder delegado a vuestro uso para el enriquecimiento de vuestra propia naturaleza, para aumentar vuestra capacidad de servir a Dios y al hombre. Vuestra atención es una Llama de ese Fuego sagrado y si la visualizáis en tal condición lo podéis dirigir con tremendos resultados hacia vuestro propio Ser divino, hacia cualquier Ser cósmico Ascendido hacia cualquier lugar en el sistema solar de donde queráis recibir Asistencia, Iluminación, Pazo Sanación. Al ser parte del Fuego sagrado, esa Llama de vuestra atención se conecta inmediatamente con el objetivo hacia el cual es dirigida. Forma un contacto definitivo con toda substancia consciente, sentimiento y poder del Ser hacia quién habéis dirigido el Rayo de vuestra atención.
Si volteáis el Rayo de vuestra atención hacia el Sol físico y os pasáis como treinta minutos íntegros sólo contemplando la perfección que allí se encuentra; sobre dicho Rayo vendrían de vuelta partículas de Luz que renovarían y reconstruirían vuestros vehículos, tanto internos como externos, con perfecta salud, vitalidad y bienestar. Cuando la atención del Maestro está sobre vosotros, Él está usando el Fuego Sagrado. Su atención es atraída a vosotros en el instante en que pensáis en Él; por lo tanto, durante el lapso de vuestra contemplación, tenéis en acción los polos positivo y negativo del Fuego sagrado. Esto forma una conexión perfecta sobre el cual sus regalos y substancia pueden viajar.
Si experimentáis con esto os habréis de sorprenderos y deleitaros con los resultados físicos y emocionales, así como con el alivio que un tratamiento así traerá. El Maestro no sólo trata al vehículo físico, sino también a los vehículos internos, barriendo hacia el Fuego sagrado la substancia pesada contenida primordialmente en el vehículo emocional. Si pudierais visualizar hojas de Llama pasando a través del vehículo emocional en suaves y delicadas tonalidades de Rosa y Oro, encontrarías el sosiego y la Paz que facilitarían en gran medida la aceptación de la asistencia física, que cuando estáis tensos y tirantes, lo cual tan a menudo da por resultado una aplicación personal.
Electrones – Amado Mahá Chohán, Santo Aeolus