En las eras tempranas, tal cual está registrado en la Biblia, los Ángeles caminaban y conversaban con los hombres todo el tiempo; y en los días venideros, esto volverá a ocurrir.
Al tiempo que los individuos escogen convertirse en co-trabajadores con la Hueste Angélica, tendrán una tremenda oportunidad de atraer esos seres celestiales cerca de sí, a la manera única que evoca la presencia de un ángel: LA RADIACIÓN DE AMOR.
Cuando aparece un individuo así, grandes cantidades de seres angélicos están siempre bañándose en el aura de dicha persona.
Ustedes han visto cómo una polilla se apresura hacia la llama, pues de la misma manera la Hueste Angélica se apresura hacia una vertida armoniosa de energía —sea a través de los hombres o de la Naturaleza en sí.
Si ustedes le pidieran a los Ángeles que entraran a su mundo, ellos traerían mucho de la flotabilidad y contentamiento cósmico de los cuales requiere la personalidad suya. Ellos actúan en los cuerpos internos exactamente como el agua opera en una planta sedienta.
Los Ángeles constituyen un tremendo agente sanador, así como también un poder dador-de- paz para las almas perturbadas.
Ustedes podrán tener tantos de estos seres celestiales como sus sentimientos permitan que entren a su asociación personal.
Si los invitan, ustedes sentirán Su presencia; y una vez que hayan sentido Su presencia, ustedes vivirán de manera tal que los mantendrá siempre al lado suyo.
Aplicación diaria: Ustedes pueden comprobar esta Ley enviando adelante tantas veces como puedan durante el día, vibraciones fuertes de Amor; y sentirán las corrientes de los Ángeles regresar sobre ellas, de la misma manera que si ustedes arpegiaran un arpa y dieran una nota de armonía.
Diario del puente a la libertad del Mahá Chohan