La esencia rosada de corazón es una realidad | Arcángel Chamuel

Todas las virtudes tienen color y sonido. La verdadera gratitud que emana desde el corazón de un individuo, es de color rosado. Cuando su gratitud se orienta hacia otros miembros de la raza humana, asume un tinte rosado delicado y tenue. Cuando se vierte gratitud a Dios y a los Seres Divinos que le sirven en adoración consciente y alabanza, asume un rosado más profundo, y literalmente abre las puertas al mismísimo Cielo. De vuelta sobre el rayo de gratitud y alabanza a la Deidad, viene más y más de esa bella esencia rosada al mundo de quien de esta manera se ocupa de bendecir a Dios.

Igualmente, cada vez más Ángeles del Rayo Rosa se reúnen alrededor de un individuo de este tipo para sostenerlo en su servicio a la vida. Tengan la plena seguridad de que esta esencia rosada es una realidad, una sustancia, un poder vital viviente que estimula, nutre y expande el servicio de la persona agradecida.

Cuando la gratitud se emite a un ser humano, la corriente de energía retornante, por supuesto, no es tan grande.

El Rayo y Llama Rosada son actividades que multiplican y expanden el bien en el hombre —trátese de su status social, su bienestar físico, su estabilidad mental o su equilibrio emocional. Mucha gente, acongojada con las diversas aflicciones de mente y cuerpo, encuentra difícil generar un verdadero sentimiento de gratitud a Dios, a Sus mensajeros y a sus prójimos. Aquí, ellos pueden ser asistidos en gran medida por aquéllos que literalmente son la encarnación del sentimiento de gratitud y alabanza a Dios.

A tales personas, se les recomienda que invoquen sinceramente a su Dios a que les envíe Ángeles de Gratitud a ayudarlos a sentir gratitud por la vida en general. Cuando hayan sentido la radiación y el sentimiento de gratitud a la vida transmitido a sus mundos por los Ángeles, estarán entonces en capacidad de generar un poco de gratitud, inicialmente hacia actividades impersonales —como el sol que ilumina su camino todos los días, el agua que hace posible sus abluciones, el aire fresco que respiran, la cosecha de la naturaleza que constituye el sustento propiamente dicho de sus cuerpos físicos. Gradualmente, ellos comienzan a disfrutar de la felicidad en el sentimiento de gratitud, y les resulta cada vez más fácil estar agradecidos por los “pequeños favores” de parte de sus prójimos.

Ellos aprenden a ver más allá de las “apariencias humanas”, dentro del motivo en los corazones de todas las personas que buscan hacer el bien. Entonces los Ángeles de Amor se regocijan indudablemente. Los pueblos que pertenecen a las evoluciones de la Tierra requieren de mucho entrenamiento en la generación del verdadero Amor Divino impersonal.

Tomado del libro: Diario del Puente a la Libertad –  Lady Nada

Serapis Bey Editores