Siempre los he acompañado con mi luz | Arcángel Miguel

Ah mis Amados hijos, es mucho el tiempo que tengo de conocer a esos espíritus rodeados ahora de vestidos de carne! ¡Durante mucho tiempo He sido el guardián de la Llama de la fe, Esperanza y alivio en la máxima manifestación del Buen Dios a través del corazón de todas las evoluciones que caminan sobre el sendero de la Tierra!

¡Durante mucho tiempo He tomado en Mis propios brazos al cierre de una vida en la Tierra, cuando con el alma agotada y con la pequeña cosecha acopiada de sus experiencias de vida, ustedes atravesaron los portales de la muerte y se pararon confundidos y solos al otro lado del velo! ¡Cuán frecuentemente he llevado en Mis brazos dentro del hermosos templo de los durmientes y he colocado sus candas almas sobre el lecho de vida, besado sus párpados cerrados, bañados sus cuerpos etéricos con la sustancia de la Paz, permitiéndoles volver a encender ahí las energías requeridas para su viajes a los Salones del Karma!.

¡Cuán frecuentemente Me He parado frente a esos lechos y los He despertado amablemente con las sobrecogedoras palabras de que el Salón del Juicio esperaba por ustedes, y dentro del círculo de Mis Propios brazos de Luz caminaron hacia el interior del Salón y comparecieron ante el Gran Tribunal Impersonal, donde tímidamente oyeron leer su record de vida. Luego, Mi Fuerte Aliento dentro de la esencia de sus seres los capacitó para pararse erguidos y solicitar la oportunidad de indemnizar la vida!

¡Cuán frecuentemente dentro de Mi Propio abrazo dejaron esos Salones y entraron a un salón de clase de la Vida, preparándose de nuevo un viaje a través del mundo de la forma.

PRESENCIA GUARDIANA DE LA FE

¡Yo conozco a cada alma, a cada Corazón, a cada Espíritu! Conozco sus esperanzas, sus aspiraciones, sus fuerzas y sus debilidades y los AMO, porque desde el Trono del Padre y desde el Corazón de la más Grande Eternidad, He venido adelante para convertirme en la Presencia Guardiana de la Esperanza y la Fe, dentro del espíritu del hombre, y no bajaré la Espada, ni doblaré Mis vestiduras para regresar a la Perfección Pura del Reino que es Mi hogar ¡mientras permanezca un alma en las sombras, un corazón adolorido, un espíritu en cautiverio! Me He bañado en el aura resplandeciente de Su amor y es Mi Regocijo, Mi Privilegio y Mi Honor encarnar Su Naturaleza y llevar el Amor de Dios a toda forma creada.

¡Oh grande es el gozo de Servicio! ¡La alegría de llevar Esperanza dentro de los Corazones de los hombres! ¡Ojala pueda Yo encender su mundo de sentimientos con ese gozoso entusiasmo en su servicio a la Vida que está limitada ¡y que tanto ustedes como la Hueste Angélica, puedan encontrar sólo Felicidad en liberar la Vida a punta de Amor!

¡La Belleza de ese Gran Padre Poderoso! La exquisita Perfección de Su Complemento, la Madre Celestial, ¿cómo puedo describirlos en palabras? Sin embargo, de esos corazones respirantes emana la Esencia de Vida que es su identidad; viene el constante flujo de la corriente de Luz Electrónica que sostiene sus formas físicas y que les da inteligencia a la mente, continuidad a la conciencia y actividad a los vehículos en los que habitan actualmente.

¡Ojala pudieran con la gloriosa visión de Su propia Presencia Divina, esa corriente de Luz electrónica que se ancla dentro de sus corazones, que fluye adelante con cada latido dentro de su mundo y que se convierte en los que decreten! ¡Ah, la vida es lo que ustedes solicitaron ante el Trono del Eterno! Vida, la cual ustedes fueron lo suficientemente intrépidos para invocar, traerla adelante, calificarla y liberarla dentro del Universo, llevando su sello y su nombre, Vida, que sólo puede ser dada por el Padre, de ustedes para pedirla y, sin embargo, ¿qué han hecho con ella?¿Qué han hecho de Su Exquisita, Pura Sustancia Electrónica, mediante la cual los Elohim han construido los soles, las estrellas, los planetas, mediante la cual la Deidad ha creado a los Seres Angélicos, Devas a los Querubines y Serafines?

Tomado del libro: Dictados de los Maestros Ascendidos – Arcángel Miguel

Serapis Bey Editores