(El Puente, Marzo de 1953)
¿Quién tiene la visión mayor? ¡Únicamente aquel que ha pasado a través del velo de la encarnación humana puede ver y conocer a Dios cara a cara! Por tanto, son los Maestros Ascendidos, que han escalado el Monte del Logro y ascendido a la Presencia de Dios desde su flamígera cresta, quienes mejor pueden transmitir la visión de toda la Verdad a los hombres. La ardua y prolongada escalada desde la base de la montaña se ha realizado mediante la amable y generosa asistencia de guías inferiores quienes, por su cuenta, percibieron (si bien débilmente) a través de las nieblas de sus propias conciencias.
Lo que desde el nivel de los doscientos metros luce como la plenitud del Panorama Cósmico, no es más que una porción infinitesimal del todo cuando se le ve desde la perspectiva de, digamos quinientos metros más adelante en el Sendero. Sin embargo, sin el guía en los “pantanos” en la base de la montaña, el alma nunca se pararía sobre el terreno firme donde por primera vez comienza la elevación.
A lo largo de siglos de evolución, algunas corrientes de vida se contentan con el mismo guía, quien, a su vez, está evolucionando apenas algo más adelante que sus pupilos y quien, al írsele aclarando la visión, constituye la estrella de día de ellos. ¡Esto es bueno! Otros viajeros cambian de guía cuando su propia visión excede la de su preceptor anterior, amando y bendiciendo su luz, pero conectándose con un guía que puede ver con mayor claridad el Sendero adelante.
Finalmente, los individuos llegan a un punto en que su propia visión se desarrolla lo suficiente para ver a través de los ojos de los Maestros, y tales viajeros se convierten en los “chelas” de la Hueste Liberada, compartiendo su visión y aceptando la responsabilidad de hacer un hecho de esa visión, a través de la cooperación de su propia Esencia de Vida, acoplada con la de cualquier miembro de su raza que puedan imbuir con la Visión, Entusiasmo y Luz de su Maestro.
A esas personas que escogen percibir la Verdad develada, los Maestros vienen y, mediante el Lente Cósmico de su propia visión sin obstáculos, el aspirante podrá compartir la imagen Divina del Plan de Dios, reducida por Su misericordia a un punto en que se pueda captar e incorporar dentro de la conciencia finita del chela. Así, ellos tienen la oportunidad de conocer la Voluntad de Dios, de trabajar en cooperación con la Hermandad, y de compartir la visión de los Dioses antes de que su propio poder de visión esté lo suficientemente exaltado para prestar este Servicio para sí y para otros. EL PUENTE es una manera mediante la cual compartimos Nuestra Visión con Nuestros chelas, y ellos comparten sus energías vitales con Nosotros, en un servicio cooperativo orientado a la realización del Plan Divino de Dios.
Diario de el puente a la libertad – Saint Germain
