Estando así, como lo hemos hecho tantas noches, ustedes podrán escuchar la Música de las Esferas, el Cántico del Sol, la Melodía de los Planetas; y si escuchan con atención, oirán la superposición de los tonos de los de más planetas, tratando de cubrir el silencio allí donde la llave tonal desde la Tierra debería elevarse y unirse al canto ya que la misericordia de la Vida es tal que el cinturón de energía que rodea a nuestra velada estrella no permite que el grito de dolor y agonía interfiera con la Música del Espacio Interestelar.
Es como si una tecla del piano no trabajara. Al oído discernidor del músico, la ausencia de esa nota es evidente, pero el artista meticuloso puede ordenar sus acordes de tal manera que el hombre promedio no se percataría de este hecho.
El fulgor de las estrellas y planetas es fácilmente discernible a su Visión Interna, pero la apariencia de la tierra es como un revolvente velo gris, y es a esa querida Tierra que ustedes sirven. Es a tal concentración de energía que ustedes y Yo y otros hemos atado Nuestras energías, de manera que un día Ella pueda brillar como sus planetas hermanos, y el cinturón de sustancia que encasilla su disonancia se disuelva, y el Canto de Liberación complete el himno de Nuestra composición original.
Diario de el puente a la libertad – Saint Germain