Cada individuo tiene un santuario privado, al cual podrá entrar a voluntad y observar la ilimitada, universal, inteligente y obediente Luz de Dios que nunca falla en responder al llamado a servir, sino que espera la indicación de la conciencia a fin de fluir a través de la personalidad y salir al mundo de la forma, jubilosamente convirtiéndose en lo que sea el requerimiento específico del diario servicio a la vida del individuo.
Al menos tres veces al día realicen su práctica de contemplación, entren conscientemente a este SITIO SECRETO DEL ALTÍSIMO, regocíjense en su omnipresencia, y permitan que este mar universal de vida se convierta en un río canalizado a través de la puerta de su conciencia, moldeado en perfecta salud, paz de mente y cuerpo, iluminación del alma, suministro de toda necesidad material, y Dirección Divina de sus energías y empeños, diciendo:
“Conscientemente entro al corazón de Dios y me regocijo en Su omnipresencia! Desde el interior de este pulsante y omnipresente Mar de Luz, dirijo la obediente Sustancia-Luz Universal a mi mundo, y la acepto como la salud de mi cuerpo, la iluminación de mi mente, el suministro que satisface todas mis necesidades, y del mismísimo sendero de virtud sobre el cual procederé a encargarme de los asuntos de mi padre.”
Tomado del libro: Diario del Puente a la Libertad – Madre María
Serapis Bey Editores
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