En la creación de una raza de seres inteligentes, destinados últimamente para una Divinidad madura, el proceso de individualización sigue un diseño definitivo e intrincado. Debido a la inmencionable periferia y alcance de la Creación, sería imposible para la mente finita captar más que una fracción de la crisálida universal que exuda perennemente Luz y Vida. Ha sido Mi privilegio el tratar de condensar y simplificar, para la iluminación de sus conciencias, una parte de la actividad Cósmica que es la causa —cuyos efectos ustedes son.
El dotar un centro de conciencia con la capacidad de LIBRE ALBEDRIO, diseñado de manera tal que el instrumento de crecimiento, desarrollo y madurez pudiera estar anclado dentro de la vida evolucionante, y así no tuviera que depender del ambiente externo, circunstancias y desenvolvimiento, fue el diseño inicial del Creador.
La cantidad de corrientes de vida a pertenecer a la cadena fue determinada precediendo aún hasta la visualización mental que, cuando se le acoplara a la facultad creativa de sentimiento, proyectaría sobre el espacio universal nuevos seres destinados a la Divinidad última. El centro de conciencia contenía en sí —dentro de la Llama Primigenia de su ser inicial— el principio dual de pensamiento y sentimiento —el elemento masculino y femenino— que constituye el alma completa. Estas actividades de pensamiento y sentimiento fueron no sólo los poderes dotados de creación, sino que también constituyeron el único medio y manera mediante el cual la conciencia podía recibir, crecer, expandirse y aumentar. En otras palabras, a través de la actividad de pensamiento y sentimiento, la conciencia individual podía atraer los dones mayores del universo, así como también proyectar hacia adelante el objeto terminado de su propia creación.
Ustedes han visto los cuerpos de pensamiento y sentimiento, y Yo me he esforzado por describir en detalle su servicio a la Creación a través de la sustancia y la forma, pero no hemos enfatizado plenamente el hecho de que el único medio y manera por el que la llama individual puede recibir es a través de esos mismísimos cuerpos o medios.
El foco individual completo en la actividad masculina y femenina del ego, conforma el Ser de Fuego Blanco o Ego Cósmico del individuo. Cuando los rayos gemelos descienden por debajo de la línea de fuego Cósmica, la división entre los aspectos masculino y femenino tuvo lugar —uno fue predominantemente una criatura de sentimiento y el otro, una criatura predominantemente mental. PERO aún en la Octava de Luz no había una cualidad de completo, debido a esta división; y el subsecuente descenso dentro de la materia para el desarrollo y madurez de esa parte del principio creativo de cada Rayo, que no se expresó en el descenso original, se convirtió en el propósito de la evolución —y explica la totalidad de las experiencias de vida. Por ende, encontraremos que las experiencias resultantes de las llamas gemelas a lo largo de los siglos deben necesariamente ser divergentes, ya que la llama mental tiene que desarrollar la naturaleza amorosa, y el sentimiento tiene que desarrollar la precisión del pensamiento. Cuando un miembro de la llama dual alcanza la completa Maestría de las facultades mental y emocional, y encarna en si la plena perfección Maestra Ascendida del Ser de Fuego Blanco — desde donde salió para comenzar—tal individuo completa su ciclo y entra de nuevo a la Octava de los Maestros Ascendidos. Cuando el miembro siguiente desarrolla y balancea las dos actividades dentro de sí, él también estará listo para esa liberación. Entonces, ambos traerán de vuelta a la Llama de Fuego Blanco lo que sacaron… además de su complemento.
Diario de el puente a la libertad del Mahá Chohan