Sobre la ciudad de uno de los estados de Nueva Inglaterra (U.S.A) se yergue el Templo de Amor Divino y Sanación.* Hace mucho tiempo este templo estaba visible a la visión física de todos, pero eso fue en la época de la grandeza Atlante, Yo tuve el privilegio de residir en este templo, y aquellos de ustedes que han regresado de nuevo al sitio de esa perfección participaban también en atraer la vida primigenia.
Nosotros la calificamos con Amor Divino, y luego a través de ese Amor, dirigimos los poderes de sanación a las corrientes de vida que requerían asistencia por todo el planeta Tierra.
Este templo estaba construido con la forma de una exquisita rosa abierta y cada capa de esos pétalos abiertos era una habitación. A medida que los iniciados se desarrollaban en la gran cualidad impersonal de Amor, ascendían de capa a capa hasta que entraban al corazón de la rosa, y de allí muchos ascendían a su liberación eterna. Muchos otros, al igual que ustedes, recibieron la oportunidad de lograr la Ascensión en aquel entonces, para la plenitud del amor, escogieron permanecer para servir a la vida como centros irradiadores en el mundo de la forma.
Cuando la grandeza atlante fue deshecha por pensamientos y sentimientos de imperfección, cuando los gloriosos templos que habían servido a la raza durante siglos dejaron de ser sostenidos, esos seres que habían servido en los templos entraron al ámbito etérico, y allí habitan todavía. Este patrón en el ámbito etérico contiene en sí no solo los diseños de los cuales surgieron los templos físicos, sino que el momentum plenamente acopiado de las oraciones, invocaciones y todas las actividades que ocuparon las vidas de quienes allí rindieron culto.
* Nota del Traductor: Se refiere aquí a New Bedford, Massachusetts. MISIÓN DE VICTORIA Construyendo, creciendo y expandiéndose con cada victoria sucesiva, ciertos individuos atrajeron la vida primigenia, descargando las cualidades de Dios desde dentro de esa vida, enviándola adelante en una misión de victoria.
Luego, en la corriente de retorno de esa energía, atraían de vuelta el momentum acopiado de gratitud de parte de la vida liberada.
Una vez más ahora, en el mundo de las apariencias físicas, sus amados líderes y todos ustedes aquí se han “sintonizado” con el corazón de ese gran templo, y a través de sus corrientes de vida, están magnetizando los momentum y poderes que allí hay. Están irradiándolos adelante a través del campo de fuerza, el cual ha sido mantenido en una armonía increíble, considerando el hecho de que las fuerzas en la atmósfera baja de la Tierra no son conducentes al establecimiento y sostenimiento de los poderes del Amor Divino.
Muchos, pero muchos cientos de años atrás, Yo me paré en conciencia allí donde ustedes están hoy. Al escudriñar sus preciosos corazones, mentes y mundos emocionales pareciera que fue ayer. Puedo recordar mis propias experiencias mediante las cuales alcancé Mi victoria y liberación.
Familia de nada
Yo pertenecía a una familia grande, era el integrante más joven y más pequeño. Nuestra familia era talentosa bordeando el genio. Mis tres hermanas eran altas, imponentes y rubias, seguras de sí mismas y balanceadas – la dignidad encarnada.
Mi familia tenía gran riqueza, afluencia y posición, y mi padre estaba muy deseoso de hacer alianzas con los grandes de Asia y del Cercano Oriente, a través de las hijas de su familia.
En mi casa se incentivaba el desarrollo de los talentos de música (instrumental y vocal) y arte, y de entre esa familia, la única que parecía no tener gracia ni mérito alguno era yo, nada que pudiera ofrecerse en intercambio por una de las alianzas que Mi padre deseaba acordar. De allí que yo fuera tímida y retraída. Aún la estatura y belleza de mis hermanas parecía empujarme al ensimismamiento.
Recuerdo, cuando no tenía más de cuatro o cinco años de edad, estar sentada en el jardín, admirando la belleza y dignidad de la familia con la que habitaba, pero de la cual no me sentía parte.
Aparición arcángelica a Lady Nada
Entonces, me ocurrió una experiencia que llenó toda mi vida y me sacó de ese sentimiento de retraimiento y de “no pertenecer”.
Una noche, mientras me encontraba acostada en mi camita, la cual estaba cerca de las ventanas, cuando me encontraba viendo para afuera al jardín formal, una bella dama se apareció en el balcón, ataviada de una bella tonalidad rosada. Su largo cabello estaba trenzado, con una de las trenzas colgando sobre el hombro, ¡y me sonrió con tal amabilidad…!
Al mirarla, me llené con un sentimiento de gran devoción y amor por la belleza que era parte integral de mi naturaleza. Ella tenía toda la apariencia de una Diosa, magnífica, como la de la familia de la cual yo era el integrante más pequeño.
Sin embargo, había una bondad, una dulzura en esa conciencia, en esa sonrisa, en esos grandes ojos violeta, como nunca he visto en esta Tierra. Había un amor que Me dio el sustento que mi corazón de niña tanto requería.
Esa noche ella no me habló, y por la mañana, pensé que todo había sido un sueño -una fantasía de la mente y la imaginación.
Sin embargo, cuando cerraba los ojos, volvía a sentirme muy cerca de ese personaje. Sentía una calidez y una realidad. En vista de que yo siempre llevaba una vida tranquila, más bien abstraída, nadie notó Mi preocupación.
A menudo me sentaba por la piscina donde las flores crecían, y pensaba acerca de Mi dama-de-amor. Aunque era muy pequeña, “algo” dentro de Mí me decía que no hablara con nadie de esa experiencia -que no la compartiera”-.
En vista de que tenía tan poco que compartir, una parte de mí estaba ansiosa de hacerlo, agradecida de que, al fin, tenía algo que dar. Quería abrir mis labios y hablar, pero me auto-negué ese placer pasajero.
Una y otra vez vino ese bello ser, y siguió vertiendo una suave radiación de confort dentro de Mi mundo durante casi un año. A medida que la fui conociendo, y que me acostumbré a esperar su presencia, me conciencié de la música que siempre la acompañaba y de una fragancia como de rosas.
A veces durante el día, cuando las experiencias de la vida se ponían difíciles, esa fragancia interpenetraba la atmósfera dejándome saber, de alguna manera, que mi bella dama estaba muy cerca.
A veces, aún a través del sonido de otras voces, Yo escuchaba esa bella música, y sabía que ella estaba por los alrededores. Entonces un día -está tan claro en Mi memoria como si hubiera ocurrido ayer- Ella me habló por primera vez.
Dijo que me iba a dar la oportunidad de desarrollar cierto don para la vida, que equivaldría a los dones de Mis hermanas, algo que también Yo pudiera ofrecer al Padre Celestial y a todos Sus hijos. Ese don me dijo, sería derramar puro Amor Divino impersonal.
Claro está, siendo Yo una niñita, esas palabras no significaron mucho para Mí, pero esa misma noche por primera vez, ella me llevó de la mano al jardín Desde su propio corazón, Ella proyectó un rayo de luz sobre los nenúfares que se habían cerrado con la puesta del sol. A medida que el amor y aprecio de la belleza fluía desde Su corazón y tocaba uno de los nenúfares, éste comenzaba a abrirse, contrario a su propensión natural. Desde Su cuerpo, ese rayo de luz, al conectarse con el nenúfar, lo hacía descargar una fragancia como nunca antes se ha perfumado la atmósfera de la Tierra. La flor se expandía, los pétalos se refinaban, y en su pura blancura expresaba la totalidad de la perfección de un nenúfar. Luego retirando ese rayo a Su corazón, me pedía que yo hiciera lo mismo. Yo miré la flor, pero fui incapaz de proyectarle el amor que la haría siquiera moverse levemente en su profundísimo sueño nocturno.
Cuestión de disciplina
Pasé por la infancia y llegué a la edad de diez. Entonces, un día, la bella dama me dijo su nombre -ella era el gran Ser Cósmico, “Caridad” (“Charity)-. Me dijo, “ahora puedes comenzar tu servicio en serio. Toda tu familia tiene talento, y con ese talento, el orgullo natural del logro. Durante las horas de la noche, mientras sus cuerpos duerman, te pararás al lado de la cama de cada uno y verterás el amor de tu corazón a través de los talentos de canto, poesía, danza o el que fuese. En calidad de “ser desprendido”, tú serás el sustento mediante el cual ellos florecerán y, a modo de disciplina tuya… ¡ellos nunca habrán de enterarse de que es TU AMOR lo que los hace ser el genio del momento!”
Con amorosa obediencia, presté este servicio durante muchos años. La belleza y perfección de la voz de mis hermanas, la exquisita poesía y prosa que escribían, las pinturas y arte que lograban las hicieron famosas por todo el mundo entonces conocido. Todo esto fue resultado de Mi servicio, y nadie fuera de nuestra familia inmediata y amigos siquiera sabían que había una “hija más joven”. La familia inmediata nunca se enteró de mis empeños con la ayuda de Caridad, de nutrir el bien de ellos a fin de que el fruto, las flores, el perfume de talento desarrollado, se convirtieran en bendiciones para todo el género humano.
Nuevo maestro
Cuando Mis hermanas se casaron, yo me quede sola en casa. Fue entonces que mi gran Maestra me dijo que tendría un visitante oriundo de un retiro distante. Me dijo que estaba lista para entrar al servicio y actividad que Él solicitaría de mi corriente de vida, y que, a partir de ese momento, mi asociación con Ella terminaría.
No me resultó nada fácil cuando Caridad retiró la Llama de Su corazón y me dejó allí parada bajo la luz de mi propia alma. Así tuve que permanecer, a la espera de mi sempiterno visitante.
Sin embargo, llegó el día en que se me presentó. Se trataba del bello Serapis Bey de Luxor. Me habló acerca de las actividades de Luxor, los requerimientos de los discípulos que deseaban alcanzar la Ascensión, la necesidad de desarrollar desde dentro de la corriente de vida todo talento o don que hubieran prometido a Dios dar a la vida antes de regresar a Casa.
Esto se requiere de todo individuo que vaya a lograr la Ascensión. El amado Serapis me preguntó si aceptaría ser la “incubadora” encarnada de esos talentos y dones para todos los miembros del Retiro, liberándolos a punta de mi amor. Después de darle algo de consideración, estuve de acuerdo en hacerlo.
Dijo que primero tendría, que pasar por las iniciaciones de Luxor, en una sucursal de dicho Retiro que no estaba muy lejos de mi hogar.
Iniciaciones de Luxor de Lady Nada
Entré a ese Retiro, y allí viví con corrientes de vida que les resultaba muy difícil vivir unas con otras. Estaban en el proceso de entrenarse para desarrollar su propia maestría sobre la energía y la vibración, aprendiendo a no reaccionar a presiones externas o internas que calificarían imperfectamente la energía. Los aspirantes estaban agrupados en grupos de siete.
El jerarca del Retiro velaba porque se pusieran en un grupo, individuos que -por dicha asociación- recibieron las mayores oportunidades para superar sus personalidades en el transcurso diario de la proximidad.
Me fui de grupo en grupo, siempre tratando mediante esa presión de amor, de disolver el dolor, la herida -siempre tratando de sacar desde dentro del centro-corazón el regalo, el poder y el talento de la corriente de vida. Cuando hube servido lo suficiente y me encontré impertérrita ante reacciones que no untaban bajo el control de la Llama Divina, se me permitió entrar al Retiro de Luxor. Allí permanecí durante varios siglos, prestando un servicio y asistencia que todavía sigo vertiendo a la humanidad, a todos y cada uno, por doquier, a todos aquéllos que escojan comprender el poder que el amor es para liberar el bien en su prójimo.
Diario del puente a la libertad – Lady Nada