El centro corazón de Dios YO SOY está en constante movimiento y llena el universo entero con una acción vibratoria rítmica, aún hasta cuando vuestros cuerpos inhalan y exhalan, en una sostenida pulsación de la vida. La misma Deidad envía hacia adelante esa radiación a la periferia del Universo y el Universo entero, siendo su cuerpo; cada electrón dentro de dicho Universo, siente todas y cada una de las pulsaciones de su corazón cósmico y debería vibrar de una manera similar, si no fuera por la mala calificación de esa energía por las Corrientes de vida individuales. Para entender el poder de la radiación, uno tiene que entrar a la Actividad de la cuarta dimensión, donde los invisibles aunque poderosos Rayos están constantemente vibrando desde su manifestación de la Vida de Dios, YO SOY.
No hay lugar alguno en el Universo donde no haya movimiento vibración, así como no existe cosa alguna que sea un objeto inanimado. Cada electrón que compone un átomo, visible o no, está pulsando con los latidos del corazón del Creador de todo y las acciones vibratorias de esos electrones forman lo que conocéis como radiación. Grupos de electrones y átomos que son atraídos convergentemente en una hoja de hierba, en un árbol o en un hombre; están constantemente emitiendo una pulsación de energía que es la radiación de ese objeto o ser en particular. La mezcla de estas diversas tasas vibratorias en el Plan divino de las cosas, provee un gran y natural TODO.
La atmósfera es formada por la pulsación rítmica de la Tierra, del agua, del sol y del aire. La radiación de la hierba y del follaje es provista como un vértigo sosegado para acelerar la evolución del hombre. Cada manifestación en el reino de la naturaleza está gobernado, tanto por mi Corriente de vida, como por la de la inteligencia consagrada a este particular servicio y toda esta radiación de por sí, es beneficiosa y constructiva. Si es temporalmente destructiva, será porque requiere re-educación (re-calificación).
La radiación del hombre es el resultado de su libre albedrío y por la calidad de la descarga ha pegado lejos de la intención original del Plan divino para el Universo. La radiación maléfica en el mundo hoy en día, es el resultado de la energía de Dios mal calificada, descargada a través de individuos que no saben o no les importa permitir que la energía pura fluya a través de sus Corrientes de vida, para beneficio de toda vida en todas partes.
Vosotros rápidamente podéis ver que, a fin de manifestar la perfección divina de la edad dorada, hay que asumir el lugar correspondiente en el Reino de Dios y dejar que la energía divina-fluyendo a través de los cuerpos de uno-siga adelante para llevar a cabo su servicio cósmico. Que a ninguno de vosotros le quepa la menor duda de que vuestros llamados amorosos por la elevación de la humanidad, son escuchados por la Hueste ascendida de Luz y que nuestra energía regresa en ese Rayo a bendeciros, a vosotros que hacéis los llamados y a bendecir a la Tierra.
Electrones – Amado Mahá Chohán, Santo Aeolus