Octubre, 1952
Mi amado chela:
Sólo cuando la corriente de vida se ha liberado del tirón magnético de la Tierra, se ha despojado de los vehículos de limitación internos y externos, y ha conocido, aunque sólo sea por un instante, la liberación del Inmortal Cuerpo de Fuego Blanco, puede uno imaginar la gratitud del corazón por toda la ayuda que se le ha prestado para hacer tal logro posible.
Cuando la corriente de vida está casi lista para que se le ofrezca la Ascensión, el Ser Crístico del individuo y los Padrinos solicitan audiencia ante los Señores del Karma, que han sido el instrumento que le ha asegurado la encarnación en la que funciona actualmente. Éstos han examinado a dichas corrientes de vida en el momento de abandonar cada forma terrenal, y en el momento de reencarnar, desde el comienzo del peregrinaje terrenal de cada alma.
Cuando se concede la audiencia, el Mahá Chohán trae el Manuscrito que contiene el registro de la corriente de vida a lo largo de los siglos. El Ser Crístico presenta la “cosecha” de bien, que pulsa en el Cuerpo Causal, y el Padrino convoca a aquellos individuos, elementales, y seres de la naturaleza que han sido beneficiados por dicho ser y que deseen dar testimonio de este hecho.
Cuando el individuo ha servido conscientemente a la Gran Hermandad Blanca, Ellos envían también testigos para que intercedan a favor de aquel que va a ser liberado de la cadena de nacimiento y renacimiento. Todos estos factores son considerados y el propio individuo es entonces cuidadosamente examinado por el Portavoz de la Junta Kármica, y se toma la decisión de si dicho ser está preparado para disfrutar del logro victorioso de la Ascensión.
Si la Junta Kármica le concede al individuo esta oportunidad, él puede rechazarla si desea continuar, a partir de ese momento, sirviendo a la vida desde un cuerpo físico. Él hace esta renuncia asumiendo él mismo el riesgo, puesto que puede crear karma para sí en vidas posteriores y no estar entonces listo para aceptar la ascensión hasta que haya eliminado este nuevo karma una vez más con sufrimiento.
Si el individuo acepta la Ascensión, él tiene de nuevo dos opciones…una, entrar al Servicio de la Gran Hermandad Blanca; otra, dejar permanentemente la atmósfera de la Tierra, legando su momentum de bien, que es la herencia personal de sus siglos de esfuerzo, a la Hermandad para que la use como tenga a bien.
Tu fiel
M.
Tomado del libro: El primer rayo – El Morya – Recopilado por Thomas Printz