“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó: varón y hembra los creó.”
Génesis 1:27
“Entonces el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” Génesis 2:7
La Imagen Divina de Dios — que es el hombre— ha sido revestida con una forma de sustancia material apropiada para habitar en el mundo material. Es esta vestidura de carne la que está sujeta a enfermedad y dolor y disolución, no el hombre en sí. Los vestidos que revisten sus cuerpos en el mundo exterior también están sujetos a ensuciarse y a rasgarse, y el hombre frecuentemente los limpia y los renueva; pero esto no altera la vestimenta de carne, por más que los vestidos estén sucios y rotos. La verdadera realidad de la Imagen Divina del hombre no es alterada por las vicisitudes de la vida mortal, excepto para ser enriquecida por ello. Consuélense, Amados de la Luz. No es más que la carne lo que sufre, no ustedes. Traer confort y paz y belleza y sanación es el Gran Deseo de Dios. A cada uno se le hará de acuerdo con su fe y aceptación y deseo. Tomen ahora Mi amor, y que éste les devuelva la entereza.
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“YO SOY inhalando la pura esencia del aliento sanador de Dios, absorbiéndolo en cada partícula de mi forma de carne.
El Aliento Divino en mi se está expandiendo por todo mi cuerpo, mente y mundo emocional, y a través de cada avenida de expresión en mí y a mi alrededor, y YO SOY hecho íntegro.
La Imagen Divina de Perfección, que es mi ego divino siempre-presente dentro de mi corazón, ahora asume Su total Dominio y expresa Su Perfección en mi ser, mi mundo y todas mis actividades, ahora y para siempre.
Diario del puente a la libertad del Mahá Chohan
