(El Puente, Noviembre de 1953)
¡Oh, la visión del futuro es maravillosa! Si tan sólo pudiera impartirla con la claridad suficiente, de manera que pudiera entrar a sus conciencias externas, sé que los encendería con un entusiasmo que nunca más habría de languidecer.
Atraer a ciertas corrientes de vida en ciertos puntos de la superficie de la Tierra, que están dispuestas a establecer a través de las energías de sus propias corrientes de vida centros irradiantes que Nosotros podamos utilizar como si fueran Nuestros propios cuerpos, constituye uno de Mis más profundos deseos.
Luego, sin mayor preaviso, destellando (flashing) el Fuego Sagrado a través de estos conductores vivientes, podríamos prestar una asistencia que podría mantener en equilibrio y bajo control plagas, epidemias y actividades cataclísmicas, así como los múltiples flagelos que parecen interactuar sobre la pantalla de la vida y acosar a la humanidad.
Esto se ha hecho a lo largo de las edades, en Atlántida, en Lemuria, en la civilización de hace setenta mil años, donde todos Nos congregamos y controlamos las condiciones mediante la Luz.
Había ciertas corrientes de vida que tenían afinidad con la Paz; otras, con el Poder; otras, por la Llama y sustancia de la Sanación. Y allí, acopiado dentro del foco del templo, estaba el alimento para todas las masas que constituían esa civilización.
El libro de la vida | Saint Germain