Benditos y Amados de Dios, He venido al tiempo que ustedes celebran el aniversario de una visitación que Yo hice muchos siglos atrás, a un grupo de devotos individuos que habían perdido el confort de la presencia física de su Gurú, y, en cierto grado, habían perdido la fe. Vine en aquel entonces a dar Fe y Constancia a los discípulos, y a través de ellos, a quienes ellos podrían convertir, sosteniendo —mediante las energías de mi mundo— el empeño tan bien iniciado por Nuestro amado hijo, Jesús, y sostenido por su Santa Madre y aquéllos reunidos a su alrededor durante el período cuando Jesús, en el Ámbito Ascendido, trabajando a través de María, de Juan y de los discípulos, estableció el ímpetu suficiente de energía en los estratos emocional, mental, etérico y físico para sostener una Dispensación de dos mil años.
Esas energías fueron magnetizadas, atraídas a los estratos a los cual Me referí, y luego amplificadas por el Señor Maitreya, por mí y por Jesús en el Ámbito de los Maestros Ascendidos, como una bendición a esos seres no-ascendidos que estaban allí reunidos en la cámara superior.
Esas energías tenían que durar durante el período de dos mil años, de manera que pueden imaginar la descarga de energía que fue Mi privilegio, honor y oportunidad traer a esos cuyas mentes, cuya atención, cuyos pensamientos y sentimientos estaban en la cámara superior, reflexionando sobre cosas espirituales, cosas celestiales, cosas Divinas.
Hay un Pentecostés individual para cada corriente de vida. Llega el momento en que el Santo Confortador, surgiendo a través del Cristo despierto, une al hombre externo con su Divinidad; y hay Pentecostés Cósmicos —como lo es ése cuyo aniversario celebramos juntos hoy.
He añorado la oportunidad de juntar individuos cuyos cuerpos internos estuvieran de acuerdo y en afinidad, todos vibrando con una rata de armonía ininterrumpida, a través de quienes Yo pudiera —como lo hice a través de los discípulos— verter el mismo Poder vitalizador y energizador. Llegará el día en que tal actividad podrá lograrse. Mientras tanto, es el cargo y servicio del MaháChohán —trátese de Mí, de quienes Me precedieron o de quienes vendrán después de Mí — proveer esa Conexión Cósmica entre el hombre interno divino y la conciencia cerebral externa, cuando el alma se haya desarrollado lo suficiente y esté lista para el Segundo Nacimiento. Tal cual ustedes saben, es Mío el privilegio de darles su primer aliento al nacer, e igualmente — hablando tanto espiritual como esotéricamente— quien les da el primer aliento en su despertar espiritual, y por ello, prestar el servicio de iluminar la conciencia externa cuando el alma está lo suficientemente liviana.
Enfermedades del alma
La “enfermedad” del alma es el problema que encara la Jerarquía Espiritual al habérselas con la humanidad, ya que esa enfermedad dentro del alma —que es un conglomerado masivo de creaciones imperfectas de la mente y de los sentimientos — conforma una barrera entre la Luz Divina de la plena acción de la Presencia a través del ser externo, y dificulta en gran medida el que los Dones y Poderes de la Presencia individual fluyan a través del hombre externo. De manera que, al tiempo que están habiéndoselas con los cuerpos de la humanidad y con la conciencia cerebral de la humanidad, aquéllos de Nosotros que trabajamos desde los Ámbitos Internos estamos concentrados en la sanación del alma, la transmutación de dicha alma, y luego, de la expansión del Espíritu Santo a través de dicha sustancia transmutada, hasta que cada corriente de vida se convierta en el Espíritu Santo en acción.
Armageddón individual
El curso de la vida terrena no es fácil, especialmente cuando el karma de individuo no ha sido completamente transmutado antes de nacer, y una de Mis actividades es la de ser un CONFORT al alma en problemas —un alma cuyo espíritu le “sopla” que sea una mayor expresión, y, no obstante, cuyas múltiples capas y muchos seres parecen obstaculizar el empeño y expresión de Perfección. Ese individuo se encuentra en el período de “armageddon”, en el que el ser interno, buscando expresarse, es empero obstaculizado por la imperfección física o mental. De allí que sea responsabilidad del Cargo del Santo Confortador el ayudar a tales personas a mantenerse balanceadas, y a darse cuenta de que los “tira-y-jala” que persiguen al alma hasta que tenga lugar la transmutación de su imperfección, son temporales, y que la iluminación espiritual y Maestría Divina hacia la cual cada quien aspira son permanentes. Así, voy doquiera que Me lo indican la Guardiana Silenciosa y los Santos Seres Crísticos de individuos que necesitan Confort —de esa manera voy como una presencia invisible, tratando de dirigir ánimo al ser espiritual de una corriente de vida que despierta del sueño de las edades, que se encuentra atada con tanto karma que le resulta incómodo a la Naturaleza.
Confort elemental
He aprendido a confortar a los diminutos elementalitos, ya que como ustedes saben, Mi reino es triple, habiéndomelas con el Reino Espiritual, con el género humano y con la Hueste Angélica. Los pequeños elementales son muy entusiastas cuando escudriñan el arquetipo en uno de los Templos de la Naturaleza, y desean convertirse en la expresión en el plano terrenal de un narciso, y danzan alegremente alrededor del bello patrón Divino sostenido por un deva de la Naturaleza. Son ellos tipos realmente curiosos, y entran a la trompeta, corriendo por los pétalos y bajando por el tallo; y luego lo examinan desde todo ángulo, lo cual constituye una bella y delicada imagen —es una llama viviente sostenida por el ser que es el director del templo, y esos pequeños elementales quieren convertirse instantáneamente en narcisos —¡de hecho LO HACEN porque reflejan aquello sobre lo cual miran!
En uno de estos templos, donde tomamos el narciso como ejemplo, se ven cientos de pequeños narcisos subiendo y bajando a la carrera los escalones y en la atmósfera —y luego viene la prueba— una cosa es convertirse en un narciso en los Ámbitos Internos donde el deva está sosteniendo el patrón de la flor de llama, donde no hay nada de zozobra. ¡No hay lombrices, no hay topos, no hay sequía ni humedad excesiva! Sencillamente están viviendo en la Luz. Luego, estos pequeños individuos solicitan y pedirán —algunos de ellos son muy pequeños— convertirse en narcisos, su petición será aprobada. A veces los sostengo en la palma de Mi mano y les digo algo de lo que es vivir dentro del cuerpo de Virgo, y que se encontrarán con toda índole de cositas allá abajo—¡pero, oh, ellos sólo quieren ser un narciso y todo lo que les digo se les resbala! Luego, esos pequeños tipos bajan, y cuando regresan a casa, son pequeños elementales tristes y ya no están tan ansiosos de volver a ser un narciso. ¡Es entonces cuanto están listos para prestar atención!
La primera vez, el entusiasmo y celo de su Luz y, por supuesto, la naturaleza de sus seres, deseosos de proyectar belleza, los lleva al mundo de la forma. Aquí se encuentran ellos con resistencia, y bien podría decirse que no habría flores de ningún tipo si no fuera por la asistencia de esos magníficos y desarrollados Devas de la Naturaleza, y de esos elementales que han pasado por todo esto. El pequeño elemental regresa, diciendo; “¡Nunca más volveré a bajar. No quiero ser un narciso!” Entramos entonces al período de confort. A veces el elementalito es rebelde, a veces está llorando, a veces sencillamente está agotado. Antes de la nueva Dispensación, teníamos pequeños catrecitos para ellos, donde los acostábamos para que pudieran dormir, relajarse y olvidar —al menos por un rato— sus problemas. En este templo (oh, los catres no medían más de quince centímetros), teníamos durmiendo allí a todos estos grandes constructores de narcisos, después de una pelea agotadora, digamos, con una lombriz.
Luego, ellos despertaban y comenzaban de nuevo, y Nosotros les hablaríamos. Esta vez serían un poquito más sensatos y recibirían consejo con beneplácito. El individuo que no está listo para recibir consejo va a tener que ser como el constructor de narcisos que quiere ir a su manera… ¡y que sabe que puede hacerlo por cuenta propia! Después que regresan y que han dormido su siesta, están dispuestos a venir y decir: ‘Oye, me encontré con una tremenda lombriz allá abajo; todo estaba horriblemente seco y caliente, y alguien se me paró encima, y qué harían ustedes!” El libre albedrío, aún en el Reino Elemental, es que a menos que SE NOS PIDA CONSEJO, debemos esperar para darlo. Yo no hago esto con cada flor, pero lo estoy presentando como un ejemplo.
Generalmente el deva del templo es el que lo hace. Estoy meramente explicando que estoy acostumbrado a la actividad del celoso entusiasta. Estoy acostumbrado a las zambullidas de este tipo de seres dentro de una actividad que puede sea mayor que la sabiduría desarrollada con que cuentan, y estoy acostumbrado a ver a la individualidad vapuleada regresar y estar lista para recibir consejo. Cuando están listos para escuchar, el deva les enseña, o a veces si hay uno en particular en quien estoy interesado, Yo personalmente acariciaré su cabecita con Mi dedo, le hablaré y lo haré sentirse feliz de nuevo; y le diré que no hay fracaso, así como que puede contar con una nueva oportunidad, y él va y sale de nuevo.
¡Igual es el caso con ustedes, Mis benditos! También ustedes obtienen una visión en los Niveles Internos. Ustedes han compartido la visión de la Edad Dorada del Maestro Ascendido Saint Germain. Han sido ilimitados en su entusiasmo, vitales en su voluntad, decididos en sí mismos de que PUEDEN MOVER MONTAÑAS y —¡helos aquí! Allí tienen sus montañas y sus valles — algunos de ustedes han experimentado sequías e inundaciones excesivas. Sin embargo, siempre listos para dar consejo, aún en medio de una experiencia que parece desquiciante, allí estamos Nosotros, habiendo provisto el medio y la manera para llegar a sus mentes externas, pero, ¿saben?, todavía no hemos provisto la manera para llegar a sus corazones.
Privacidad abierta
En este santo día elevo la oración que el Dios que los creó —el Dios de Misericordia que descorrió el velo, revelando tanto de Su Reino y de los incidentes privados de las vidas de los Santos y Seres Perfeccionados— los haga darse cuenta en sus Corazones… ¡que Nosotros hemos acercado el cielo! Aún en la Tierra ustedes no comparten confidencias con conocidos —las comparten sólo con amigos del corazón, probados y fieles. Sin embargo, desde el gran Gautama, el Señor Maitreya, Yo mismo y los poderosos Chohanes, la Madre María, los Arcángeles, y los grandes Elohím, les hemos desatado el cabello —que es simbólico de encontrarnos con ustedes en un nivel de iguales— y les hemos dado las confidencias de Nuestras propias experiencias, con la esperanza de que por ello y en ello ustedes encontrarán, cada uno de ustedes, alguna afinidad, alguna similaridad entre su propias experiencias y las Nuestras.
Hemos abierto la privacidad de Nuestros corazones. Hemos abierto los Retiros, algunos de los cuales ustedes nunca han oído hablar. Le permitimos entrar y proveemos patrocinio, y les hemos enseñado cómo —en conciencia proyectada— desplazarse por todo el planeta Tierra; y no sólo eso, sino ascender a través de los soles y entrar a la mismísima presencia de Alfa y Omega en persona, con la esperanza de llegar a sus corazones, porque cuando lo hagamos, sus corazones se desbordarán con amor de unos por otros, y no habrá ya necesidad de pronunciar las palabras “te amo”, ya que el Amor es una esencia palpable; es una sustancia de flotabilidad que eleva, sostiene y unifica, y doquiera que el Amor es engendrado en el corazón humano y se expande a través de éste, serán pocas —si acaso algunas— las palabras que un individuo de este tipo necesitará.
Diario de El puente a la libertad de el Mahá Chohán
