Después del triunfo de su resurrección, Mi amado hijo, Jesús, me dijo que en ese momento tenía la oportunidad de hacer Mi Ascensión de la misma manera que Él había hecho la suya, que me había ganado entonces Mi liberación eterna para vivir en las Esferas de Luz en las que Él habitaría —Él, quien a través de toda esa encarnación había sido el más precioso para Mí entre todo los individuos.
INFLUENCIA ESTABILIZADORA
Naturalmente, el corazón de una madre anhelaba acompañar a su hijo y disfrutar de su continua compañía, sin separación. No obstante, con la sensibilidad de madre, sentí que dentro del corazón del amado Jesús estaba la esperanza de que Yo habría de renunciar temporalmente a la corona de la inmortalidad en aquel momento, de manera que pudiera permanecer aquí un poco más para confortar, proteger y educar a Sus discípulos, apóstoles y seguidores, en tanto que Mi servicio fuera requerido aquí. ¡Recuerden! Yo me había preparado para (y viví) toda esa encarnación casi exclusivamente para servir a Jesús y a nuestro Dios-Padre que le había enviado. Así, el sacrificio de Mi ascensión inmediata fue fácil de hacer entonces, para que el amado Jesús pudiera disfrutar de la gloriosa experiencia de su Ascensión sin ningún sentimiento de aprehensión en cuanto al Éxito Divino de sus queridos amigos, en cuanto a establecer el centro corazón de la Dispensación Cristiana, para lo cual Él había encarnado y a lo cual había servido tan fielmente y tan bien.
Casi tan bien como el bendito Jesús, Yo sabía cuánto sus discípulos y apóstoles habrían de requerir una influencia estabilizadora para el tiempo inmediatamente después, a fin de anclar firmemente en la conciencia emocional, mental, etérica y física de la Tierra y su gente, esas raíces de la Dispensación Cristiana que conformarían una fundación lo suficientemente fuerte como para perdurar durante los siguientes dos mil años. Los años que siguieron probaron en obras manifiestas Su sabiduría al desear que Yo permaneciera durante un tiempo, ya que esto permitió que se diera una gran asistencia Divina a aquéllos que tanto habían amado al bendito Jesús. Esta asistencia les permitió desarrollar —desde dentro de sí— esas virtudes y fortalezas para anclar, servir y expandir esa Dispensación.
RECUENTO DE LA HISTORIA
Tal cual ustedes saben, Su apuesto padre, el amado José había partido del plano terrenal algunos años antes, por lo que tuve el gran júbilo y humilde privilegio de recontar una y otra vez a los discípulos, la información más íntima (y, empero, muy pertinente) concerniente a Su natividad, niñez y ministerio, la cual únicamente Yo tenía. Esto hizo posible que se escribieran los sencillos evangelios, los cuales constituyen la herencia de la Dispensación Cristiana aún a la fecha, de los cuales tantos seres humanos han disfrutado, y de los cuales han recibido tanto beneficio.
ASCENSIÓN DE LA MADRE
Cuando finalmente cobré conciencia del hecho que Mi servicio habría de completarse aquí, me alegré de que Mi peregrinaje terrenal habría de terminar pronto, ya que los años habían tenido su efecto en Mi forma física. Convoqué a Mi alrededor a los discípulos y apóstoles que entonces me acompañaban y, dándoles Mi bendición personal, me despedí amorosamente de ellos. Luego, en la gloria de la bendita misericordia de Dios, me reuní con Mi hijo en los ámbitos celestiales, donde ahora permanezco (como también permanece El) como constante y fiel amiga y protectora de todos aquéllos que deseen Mi ayuda. Ahora también soy su madre, Amados Míos, y los exhorto a invocarme cada vez que requieran la asistencia que sea. ¡Es Mi alegría servirles, a todos y cada uno de ustedes!
Recuerden, Hijos Míos, que aquéllos de Nosotros que hemos alcanzado la Ascensión somos sus amigos Divinos que, mediante la sincera y persistente aplicación de las mismísimas Leyes de Vida que se les están enseñando hoy, hemos alcanzado nuestra propia victoria individual de la Ascensión, regresando a nuestra propia Presencia de Dios “YO SOY” individualizada. Al haber caminado victoriosamente por los caminos de la Tierra adelante de ustedes, y conociendo el SENTIMIENTO de la Maestría Divina sobre todas las cosas humanas, estamos ahora en capacidad (y jubilosamente dispuestos en ello) de asistirlos a exitosamente terminar su propio peregrinaje —el cual algún día igualmente terminará en la victoria de su propia Ascensión personal. El reconocimiento de su propia amada Presencia “YO SOY” (así como también su adoración, devoción y servicio a la misma) es de primerísima importancia para ustedes… ¡y ni el amado Jesús, ni Yo misma ni ninguno de los miembros de la Hueste Ascendida desea ser adorado como deidad EN LUGAR DE SU PROPIA PRESENCIA “YO SOY” INDIVIDUALIZADA! Más bien, en todo momento, deseamos ser considerados como sus Hermanos y Hermanas Divinos, quienes hemos alcanzado la perfección de la Imagen Divina de nuestra Fuente.
Tomado del libro: Diario del Puente a la Libertad – Madre María
Serapis Bey Editores
Asi es lo mas grande poderoso e infinitamente bueno AMEN
LA AMADA MADRE MARIA HABLA ACERCA DE SU ASCENSIÓN .-
Después del triunfo de su Resurrección, Mi Amado Hijo Jesús, me dijo que en ese momento tenía la oportunidad de hacer Mi Ascensión de la misma manera que Él había hecho la suya, que me había ganado entonces Mi liberación eterna para vivir en las Esferas de Luz en las que Él habitaría – Él , quién a través de toda esa encarnación había sido el más precioso para Mí entre todos los individuos …
Amen
Gracias gracias gracias
Amadisima Madre nuestra
LA VERDAD ASI ES GRACIAS GRACIAS GRACIAS GRACIAS