La Ley Cósmica, permite que sólo tanta cantidad del Plan Divino se manifieste en una evolución en particular, como pueda atraerse a través de la conciencia de algunos miembros de dicho cuerpo que evoluciona.
Captar la atención, interés, comprensión y lealtad de seres no-ascendidos es el primer paso. En este punto, se requiere de Nosotros que aseguremos el consentimiento del Tribunal Kármico antes de poder emplear algún medio extraordinario para conectar Nuestra conciencia con las de los chelas. Cuanto más “espectacular” y concreta” se requiera que sea una manifestación para siquiera captar el “interés pasajero” de la humanidad, tanto menores serán las probabilidades de que el Tribunal apruebe la solicitud del Maestro, debido a que el tremendo gasto de energía contemplado en tal empeño es raramente compensado por el bien hecho.
Cuando puede encontrarse un chela que responde de todo corazón, sin requerir que literalmente hagamos “sentadillas” en el escenario de su propia escogencia, hay una “posibilidad” de asegurar una oportunidad de alcanzar a través del velo, en una oferta tentativa de amistad y servicio cooperativo.
A medida que el hombre purifica las energías de su conciencia individual, se le permite percibir con mayor claridad el diseño del Universo. Se le da el privilegio de contemplar el patrón y forma de “las cosas por venir”. Se empieza a transformar en lo que humanamente se denomina: un mensajero espiritual.
Se le invita a ver cómo opera la Mente Universal de Dios. En un hombre así, se despierta la facultad espiritual de visión. Una vez que ha sido elevado en conciencia dentro de los Ámbitos de Causa Creativa, se le infunde con entusiasmo y con el positivo deleite gozoso en “las glorias que el Padre ha preparado para quienes lo aman”.
Tales individuos traen el informe de estas visiones a la conciencia de los hermanos y hermanas menos desarrollados, y son los mostradores-del-camino de las masas, inspirándolas mediante su confianza, instruyéndolas con su conocimiento de “lo que será, y protegiéndolas de cometer errores mediante la constante mirada hacia arriba al Patrón, el cual sólo sus ojos sin escamas pueden ver, brillando en la Mente Celestial de Dios.
Tomado del libro: Diario del Puente a la Libertad – El Morya – pag 24 y 25