El salmista canta: “Alzaré mis ojos a los montes, de donde vendrá mi socorro” (Salmo 121:1).
El hombre ha sido dotado con el poder de visión, mediante el cual invita y compele el objeto visualizado a su conciencia. Lo que el hombre abriga en su conciencia, proyectará a su mundo. Mediante el conducto de la visión, cada individuo tiene el poder de atraer a su experiencia todo aquello que escoja contemplar.
El Maestro Saint Germain ha dicho: “Más difícil le resulta al hombre empeñarse en visualizar una Gloria que su conciencia externa todavía no ha experimentado, que a la Presencia o al Maestro proyectarle dentro del rayo de su visión, la visión perfecta tal cual la ven los Maestros con Sus facultadas más desarrolladas.”
Sería mucho más difícil para un ciego visualizar la verde hierba o el azul del mar, que para el hombre que los ha contemplado. Por tanto, en la medida en que ustedes acepten el poder magnético de su sentido visual que se desenvuelve, pídanle a la Presencia y a los Maestros que los “glorifique con la gloria que tuvieron con Él antes de que el mundo fuese”. (Juan 17:5). Luego, serena y calladamente esperen la Presencia, de manera que puedan incorporar Su Perfección a la mismísima sustancia de la carne.
A diario hagan la siguiente contemplación:
Al encararte con resolución, no hay mal en mi sendero. Al encararte con resolución, no hay limitación ni tristeza.
Al encararte con resolución, no hay pérdida, no hay carencia, no hay ausencia, no hay privación.
Al encararte con resolución, no hay pecado, enfermedad ni muerte. Al encararte con resolución, me convierto en todo lo que Tú eres.
Diario del puente a la libertad del Mahá Chohan
Son interesantes los temas a tratar. Gracias.