(El Puente, Septiembre de 1953)
Después de que se le despoja a la personalidad de todo sentido de importancia y vanidad, después de que se encuentra con que es nada, entonces el espíritu comienza a elevar la conciencia suavemente, pero de manera sostenida, a alturas cada vez mayores, desde donde no hay retorno a las trampas de los sentidos. Este es un proceso voluntario e individual, con el cual ninguna otra corriente de vida puede interferir.
El alma pierde todo sentido de responsabilidad personal y, no obstante, al perder ese sentido de responsabilidad personal por alguna parte en particular de la Vida, se hace consciente de una Responsabilidad Universal por la Vida por doquier. Esa Liberación de las cadenas de servir a la personalidad, lleva al espíritu a un entendimiento de las palabras de Nuestro gran Maestro: “Cuando Yo soy elevado, igualmente son elevados todos los hombres”, y la conciencia que asciende, escalando el Monte del Logro, se convierte en un poder acelerador de la conciencia total de todos los pueblos.
En tanto que una persona todavía se sienta identificada con alguna parte diferenciada y separada de la Vida, todavía no ha puesto pie sobre las regiones superiores del Santo Monte. Cuando uno se yergue desnudo, despojado de toda atracción individual, habiendo reemplazado el amor de la parte por el Amor del todo, entonces la Gran Ley Cósmica, cual un águila alada, baja en picada y rápidamente se lleva sobre Su lomo a la conciencia individual, de vuelta al punto de unión con la Divinidad.
Diario de el puente a la libertad – Saint Germain