Toda congoja, todo desencanto y desilusión, todo fracaso se da porque el impulso natural a servir dentro de la corriente de vida no ha sido iluminado hasta el punto en que el individuo sabe que el servicio sólo a la Deidad es la Ley del Ser y el propósito último para la Creación y la Vida sostenida.
Cuando el hombre sirve a individuos, a una nación, a un Rey, al presidente de un país, le sirve a la forma; y el retorno siempre traerá la imperfección que tal forma exteriorizada encuentra en el centro corazón de su ser.
Cuando el hombre sirve a Dios, su servicio le llevará dentro de la presencia de individuos, naciones, monarcas, y los beneficiará en gran medida, sabiendo que ni su recompensa ni su meta última vendrán de sus beneficiarios.
El hombre que ahora sirve por deber o por exactitud moral, algún día entenderá a Dios y le servirá mediante el Amor.
Servir a Dios no quiere decir auto-desasociarse del prójimo, ni de largar las obligaciones que esa experiencia de vida ha requerido que el alma acepte, sino que es el motivo de la propia vida, acción y ser, así como ustedes regulan un termostato mediante el deseo de servir a la Primera Causa Universal del Bien.
Doquiera que se encuentren con un bien inanimado, enriquezcan la Causa del Bien pero no hasta el punto en que esperen un retorno de los objetos que se benefician por su amor a Dios, ya que el retorno suyo siempre vendrá del Sol de su propio Ser.
Muchos seres valientes han malentendido la Ley del Servicio. En cada nación hoy día hay muchos que están sirviendo a su propio deseo de autoridad en la creación de la forma mediante pensamientos y sentimientos, y de nuevo tendrán que dedicar sus almas y naturalezas al Servicio del Propósito Divino —tal como lo hace el Sol— antes de poder estar de nuevo en paz.
El Servicio es la expansión de la Llama Triple del propio ser. Es la exteriorización de las ondas de energía, y la Llama traerá en su corriente de retorno la vibración que aquello a lo cual ha servido.
Dos individuos, parados exactamente sobre mismo punto, ejecutando exactamente los mismos actos físicos, podrán recibir una corriente de retorno totalmente distinta, determinada por la Fuerza que ellos han decidido servir antes de la actividad.
Quien se dedique a servir a la Causa de Dios trayendo felicidad a la Vida, podrá brindar la misma ministración física y, no obstante, estar totalmente aliviado de cualquier sentimiento de que una recompensa habrá de venir de parte del objeto así beneficiado.
Otro, con igual sinceridad, al detectar una necesidad de ministración y deseando aliviar alguna necesidad aparente en su objetivo exteriorizado, no centrará su servicio ni lo dedicará a Dios, sino que se apurará hacia adelante y resolverá su necesidad. Luego, habiendo servido a lo limitado, recibirá de vuelta dentro de sí sólo el regalo que lo imperfecto puede ofrecer, y si no recibe ninguno, se amargará en su servicio.
La paz sólo viene cuando USTEDES SE ESFUERZAN AL MÁXIMO DE SUS HABILIDADES EN SERVIR A LA CAUSA DEL BIEN Y EXTERIORIZARLA, todo esto sin preocupación alguna por la actividad externa en cuanto a los posibles efectos recibidos para con su Servicio.
Tomado del libro: Diario del Puente a la Libertad – Lady Nada
Serapis Bey Editores
AMEN
Ser uno con el todo de lo absoluto, y el todo de lo absoluto es uno con migo. Yo soy, el que no soy, y soy, el que soy, soy yo, yo soy. Ser consciente de tu presente en el ahora aquí y en este momento. Siendo tú la presencia de tu propia esencia. Ver, oír, y callar, estar atento y observar. El yo soy en acción de La Luz paz amor De Dios.
Así también lo creo!!!!!!