Mi Amado Maestro, El Señor Divino, Me pidió darles una explicación de la preparación de un Instructor Mundial desde que Yo he sido pasado a través de la experiencia y la iniciación de Mí Mismo.
El ciclo cósmico del alimento espiritual requerido para madurar una recién nacida Chispa Espiritual, toma aproximadamente catorce mil años. Esa es una revolución completa de la Rueda Cósmica, dos mil años de existencia bajo la radiación específica de cada uno de los Siete Rayos a través de las energías dirigidas por el Chohán (Director) que representa ese Rayo. A medida que la Rueda Cósmica gira, este giro es similar al avance de las estaciones en su Tierra, de las cuales son necesarias para traer la madurez de una cosecha sembrada en la primavera. Cada dos mil años una cierta corriente toca en el alma del hombre y al final del ciclo de catorce mil años, la cosecha está lista (o debería estarlo) para ser almacenada. El Gran Instructor Mundial, y el Chohán que preside el Rayo que va a ser la Estación Espiritual en ese ciclo de dos mil años, elaboran juntos un plan de religión, de adoración ceremonial y radiación que mejor beneficiará a las almas de los hombres que tendrán el privilegio de la encarnación durante ese período de tiempo.
El Instructor Mundial estima la radiación y el regalo en particular de ese Rayo a medida que fluye sobre la Tierra. Luego con Sus Lugartenientes, Él examina las almas de aquellos quienes están por encarnar y tengan la experiencia para desarrollarse dentro de ese ciclo de dos mil años. Considerando el Plan Divino, Él diseña un patrón de adoración que estimulará la luz del alma y la vida en ese ciclo entero. Este fue completado por el Amado Señor Divino (entonces el Señor Maitreya) anterior a Mi vida Terrenal. La Dispensación Cristiana fue elaborada en detalles en los niveles internos para dar la mayor gracia y bendición del Rayo de la Devoción a través del Planeta Tierra y a las corrientes de vidas que estaban por evolucionar y desarrollarse durante los dos mil años mientras el Sexto Rayo fue el predominante.
Cuando este diseño fue completado, un gran Consejo Cósmico fue llamado y esta presentación de la Dispensación Cristiana entera fue puesta en movimiento en la Pantalla Cósmica, mostrándose primero como ésta hubo de ser originada y desarrollada por un humilde grupo de individuos; luego cómo hubo de ser madurada a medida que la mayor intensidad del Rayo comenzó a vibrar a través de aquellos quienes se dedicarían ellos mismos a tal servicio.
Al cierre de esta presentación, preguntaron a los voluntarios, quién escogería tomar parte del gran privilegio y honor de traer el primer impulso de esa Dispensación a través del velo del nacimiento dentro del mundo de la apariencia física. Muchos de Nosotros teniendo tal amor por la humanidad, y estando deseosos de ver el logro de la Voluntad de Dios en la Tierra, Nos ofrecimos como voluntarios, y de estos voluntarios, el Señor Divino, mirando el Cuerpo Causal y el desarrollo a través de las edades y los talentos y características especializadas de las corrientes de vidas, escogió a Mi Amada Madre, a Mí Mismo, a Mi Amado Padre y a los Discípulos. Todos aquellos estuvieron entre los voluntarios.
Al Señor Divino le fue requerido probar la fuerza de cada uno y a través del proceso de iniciación ciertas corrientes de vidas fueron eliminadas. Finalmente, el corazón del grupo central, quienes iban a ejecutar y representar la grandiosa obra en el mundo de la forma fue consagrado y bendecido por el Señor Divino y enviados a los Templos de la Purificación para esperar el llamado de la Junta Kármica. En el momento en el cual su parte en el Divino Drama estaba por ser presentado, José, María y los discípulos aparecieron en cuerpos físicos en diversos lugares, aparentemente como humildes individuos, y la mayoría de ellos, no recordando mucho de la visión interna o la promesa, sino esperando el Momento Cósmico cuando esa llamada de Clarín, que es invisible y conocida solamente por el corazón, saldría y les ordenaría cumplir su destino.
Yo también, en el Momento Cósmico fui llamado. Yo también recibí las bendiciones del Señor Divino. Yo también fui pasado a través del período del olvido y tomé un cuerpo terrenal. Yo también desperté a un mundo de la forma, a un mundo de sombras y tuve que encontrar dentro de Mí Mismo la razón y propósito de Mi Ser. Bien recuerdo aquellos primeros días en Egipto, cuando Me llevaron en una tierna edad a aquellos templos, donde aprendí la Ley ante el sacerdote.
Bien recuerdo Mi gratitud por el Amor de Mi Madre y de Mi Padre que equilibró la austeridad, la disciplina y la tremenda presión requerida por el aún un niño, quien aplicó para la maestría en uno de los Templos de Luxor. ¡Recuerdo el primer día cuando de repente la conciencia del Señor Divino entró en la Mía! Luego parecía como si hubiera despertado de un mal sueño. Cuando vi con la claridad de la vista interna Su gloriosa y brillante cara, y dije con cada fibra y célula de Mi Ser: “Oh, ¡Padre!, Oh, ¡Padre!”, Y de regreso en este rayo de energía vino la alegría de Su Corazón en ese reconocimiento: “Mi Hijo, ¡Mi Hijo!”. Nunca nuevamente caminé solo. En forma más y más estrecha Nos acercamos, sin ningún velo entre Nosotros, ninguna sombra que pudiera demandar poder uno con el Cristo, y El uno con Dios.
Así crecí, maduré y cumplí una parte humilde en el destino de esta gran evolución. Fue Mi alegría caminar los senderos de la Tierra. Fue Mi alegría mostrar Mi confianza en ese Padre en los trabajos manifestados. Fue mi alegría caminar el sendero al Gólgota y fue Mi alegría salir triunfante de la tumba.
¿Saben la experiencia más dura de toda esa vida? La despedida en la Colina de Betania hacia dentro del Cristo Ascendido, el dejar a los queridos corazones y conciencias que sabía que todavía necesitaban confort y fuerza; el dejar a Mi Madre, a Juan y a aquellos quienes Me habían amado tan bien. Sin embargo, si hubiese habido una atracción magnética de Mi amor con dirección hacia la Tierra, las corrientes se hubiesen roto. Cada átomo y célula de Mi Ser tuvo que ser impulsado hacia arriba dentro del Corazón de la Presencia Electrónica, para hacer PARA USTEDES el Patrón de la ASCENSIÓN, que es su alegría y su destino cumplir. Amados míos, los amo. ÁMENSE AHORA USTEDES LOS UNOS A LOS OTROS.
Yo soy el camino – Amado Jesús el cristo
